Sentado en los tendidos de La Malagueta, presidida por el monte Gibralfaro, sintiendo el rumor de mar no muy lejano y el tejadillo de la plaza como asiento de juguetonas gaviotas, el aficionado siente unas sensaciones nuevas al ver toros. Málaga es una Feria de primera porque así lo es la ciudad y también su historia torera. Sin embargo, sin entrar en los círculos de la política local, se intuye que hay mucha guerra subterránea. La actual empresa desconcierta a todos. Junto a unos carteles de fuste, casi inmejorables, no le ha tomado el pulso a la plaza en cuestión de toros. La autoridad no pone orden. De pronto, aparecen decisiones desconcertantes en forma de sustituciones o declaraciones altisonantes. En la realidad del ruedo, ver toros en Málaga es una de las delicias que todo aficionado debe saborear. Se cierran los ojos y cree uno volver a ver Antonio Ordóñez, Luis Miguel, Miguel Márquez, Romero o Manzanares (padre) bordando un toreo que en esa plaza tiene un profundo sabor a mar, naturalmente Mediterráneo. Por ello, el visitante no entiende las intrigas permanentes entre políticos, empresarios de todo y ahora también de toros, toreros metidos a empresarios, veedores nuevos todos los años y un grupo de aficionados en permanente estado de guerrilla. Plaza de primera, pues de primera para todo. Y a soñar el toreo con sabor a conchas finas (de Málaga, por supuesto).
Carlos Crivell en su nuevo blog: Todo sobre los toros
3 comentarios:
Dice el Sr. Crivell..."un grupo de aficionados en permanente estado de guerrilla". Y lo dice el mismo que escribió que Ponce estuvo magistral en La Malagueta en la pasada feria. Y lo escribe el mismo que ensalza a novilleros sevillanos, aunque éstos estén tremendamente rídiculos.
Saludos.
Sin comentarios Daniel.
Salud
Pensaba haberle respondido al Sr.Crivell en su flamante blog y preguntarle a quienes se refería cuando mencionaba a unos aficionados en permanente estado de guerrilla.
Identificarlos es lo menos que debería de haber hecho y no tirar la piedra y esconder la mano,en contraposición con lo que hacen algunos otros de los de su oficio de críticos, que es tirar la flor y poner la mano.
No se si el calificativo de guerrilleros lo usa en su más noble acepción, o de forma peyorativa.Debería de explicarlo.
Y ya puestos, le diré al Sr.Crivell que es una verguenza que los guerrilleros que no solo no cobran sino que pagan,tengan que batirse el cobre y demostrar y comentar las villanías que se cometen contínuamente en la Fiesta de los Toros,mientras que ellos,los generales con mando en plaza y medios de comunicación,están escondidos detrás de la mata.
Y es que repito lo mismo de siempre,tener que demostrar la evidencia todos los dias, además de muy cansado es desagradable, porque te pueden de motejar de cualquier cosa que se les ocurra al "profesional" o "fan" de turno.
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