Antitaurinos

A través del blog de Sixto Naranjo, llego a este artículo de María José Navarro en la Razón.es. No tiene desperdicio y lleva más razón que un santo. Pues yo me declaro de esos  nuevos antitaurinos a los que hace referencia Navarro.

Antitaurinos

“Ahora que hay todo este lío con los toros en Cataluña, una habla mucho con antitaurinos. Una, a quien le gustan los toros, habla a veces de estas cosas para ver qué piensa el vecino y por qué no piensa igual. Una habla con antitaurinos cabales que comentan lo desagradable que les resulta el espectáculo de ver cómo se mata un toro, en el que no ven ninguno de los rasgos de nobleza, arte y ciencia que vemos los aficionados. Dejando de lado apolillados argumentos como esos de la caza del zorro o la posible extinción del toro bravo si no hubiera corridas de toros, o los planteamientos más pragmáticos sobre la cantidad de gente que vive de la Fiesta y la necesidad de proteger el sector por motivos económicos, da gusto hablar con antitaurinos educados y reflexivos que no mechan su discurso de proclamas políticas o patriótico-despectivas de esas que tan poco vienen a cuento y tanto aburren. Y una entiende su postura aunque no la comparta sin saber explicar muy bien por qué, y hasta asiente con la cabeza cuando dicen que quizás estén los toros reñidos con los tiempos que vivimos hasta niveles que hacen muy lógico el debate que plantean. Pero también vengo hablando con nuevos antitaurinos, recién subidos al vagón de la causa. Y éstos son, que cosas, los más taurinos del mundo, aficionados de siempre llegados a un nivel de hastío y decepción tal que prefieren la desaparición súbita de la Fiesta con tal de no seguir asistiendo al espectáculo de su agonía. Éstos han llegado al mismo punto que los primeros justo por el camino opuesto y se proclaman antitaurinos porque se han cansado de decir que lo que están es hartos. Hartos de simulacros de corridas, de intereses cruzados, de presidentes ineptos, de ganaderías comerciales y figuras que torean de perfil, hartos de neoaficionados de clavel en la solapa que aplauden todo sin rigor ni conocimiento, hartos de que ya no haya emoción ni rivalidad. Hartos del toreo monocorde y sin personalidad, hartos también de que se tolere que las figuras llamadas a devolver la pureza dejen de lado plazas y corridas duras e inflen la leyenda al mismo ritmo que la cuenta corriente. Y a éstos sí que les entiendo bien, miren.” María José Navarro.