domingo, 26 de julio de 2009

La belleza existe si hay verdad

JATrujillo

El doctor José Antonio Trujillo, pregonero del IV Pregón Médico-Taurino

Entre las acepciones del diccionario de la Real Academia del término “Pregón”, figuran la de “Promulgación o publicación que en voz alta se hace en los sitios públicos de algo que conviene que todos sepan”, y la de “Discurso elogioso en que se anuncia al público la celebración de una festividad y se le incita a participar en ella.” Ayer el doctor José Antonio Trujillo Ruiz ni disertó en voz alta, el nunca eleva la voz a nadie y para nada, ni ofreció un canto elogioso de la próxima feria taurina de Málaga. En el IV Pregón Médico Taurino pronunciado ayer, no hubo la teatralidad ni puesta en escena interpretativa digna de un actor hollywoodiense, que es posible que alguno de los presentes echara en falta. Ayer el doctor Trujillo nos obsequió con un excelente y fuera de todo molde parlamento público de algo que conviene que todos sepan. Y eso también es un pregón, y el suyo lo fue con mayúsculas. Reflexión, conocimiento, investigación y documentación, y compromiso en la defensa y perdurabilidad de la Fiesta de los Toros, tal como la conocemos, con sus sombras y sus luces, con sus verdades y sus mentiras. Un servidor se lo agradece profunda y sinceramente.

Con el título “Verdades arriesgadas: Arte y belleza en el toreo”, de forma pausada pero rítmica, como el buen toreo, Trujillo comenzó haciendo referencia a que la Historia de España no puede entenderse sin los toros; que el toro es mucho más que un animal para nosotros: “un símbolo, un tótem, una eucaristía con los del alrededor y los antepasados… Quítese el toro de aquí y veremos qué queda. ¿Nos reconoceríamos sin la pasión en su pro o en su contra?”. Finalizó la primera parte del pregón en la que quiso mostrar su respeto por el toro como animal y protagonista del rito taurino, afirmando con rotundidad que “el rito taurino es un encuentro cruento pero sin afán de ser cruel”.

En la segunda parte, Trujillo desveló a los asistentes todo aquello que se considera concierne al arte y a la belleza del toreo. La belleza existe en la fiesta de los toros si hay verdad, pues, citando al cineasta Tarkovski, “lo bello queda oculto a los ojos de aquellos que no buscan la verdad”. “El dominio del tiempo, y de los terrenos, ayudado por la técnica, puede facilitar al toreo que en su encuentro con un toro, exista verdad, y belleza”.

Trujillo no dudó en afirmar que los toros pueden desaparecer si la verdad de su esencia se desnaturaliza por parte de los intervinientes en el rito. “Si los toros son mermados en sus defensas, si la muerte que se procura al toro es fruto de una mala técnica del diestro, si los toreros aspiran a domadores o gladiadores en vez de matadores de toros, si los aficionados se ponen de parte de la falsedad contada por muchos “juntaletras”, si los intereses económicos de los empresarios priman de una forma despiadada sobre la pureza del rito y si las autoridades no velan por la autenticidad del rito y ejercen una labor docente”.

Trujillo advirtió que “seguir por esta senda de mantenimiento del rito taurino gracias a la inyección económica del gran público puede pervertir definitivamente la esencia del mismo, ya que lo que primará no serán los postulados que dan autenticidad al rito sino los que atraigan al gran público que es el que paga y según ellos debe mandar”.

El pregonero concluyó diciendo que “el rito taurino con afán artístico sólo podrá pervivir, bajo mi modesta opinión, si somos capaces de hacer los aficionados una labor docente y si por otro lado, como en otros ritos que perduran en el presente, se huye del consumismo y se arroja sensatez en la economía de este mundo. Los protagonistas no deben ser todos ricos y no debe haber tanto número de eventos taurinos. El órdago a los protagonistas de los toros está echado, y sólo nos queda a los aficionados intentar seducir con lo valioso”.


PREGON COMPLETO

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