Ocurrió ante la pasividad de la policía, y sin que nadie se atreviera a denunciarlo. Se quemó un toro de Osborne de cartón en la plaza del ayuntamiento de Tarragona y una muñeca caracterizada de sevillana en el barrio del Serrallo de la misma capital.
Fue en el contexto de unas pequeñas fallas que se celebran en esos barrios desde hace cinco años, pero a la vez son un símbolo de catalanidad frente a símbolos nacionales (el toro y la sevillana), según dijeron los promotores. Coinciden esos actos de violencia simbólica con pintadas contra España en distintos puntos de la zona, tal como cuentan a lanacion.es vecinos de Tarragona.
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