domingo, 11 de enero de 2009

LECCION MAGISTRAL


El pasado viernes, el numeroso público asistente al Foro Taurino del Colegio de Médicos de Málaga pudo disfrutar de la conferencia impartida por el veterinario y ganadero Luis Rivera Ruiz, a la que no puede darse otro calificativo que el de magistral. De forma didáctica y amena Rivera fue exponiendo la evolución de los encastes del toro de lidia desde los fundacionales de principios del XVIII hasta la actualidad. Su magisterio y capacidad de transmitir sus conocimientos quedaron demostrados en la forma en que hizo un repaso clarificador de las características morfológicas y del comportamiento durante la lidia de los diferentes encastes.

Con el título "Encastes y comportamientos del toro durante la lidia" Luis Rivera comenzó su intervención destacando que el toro bravo es el único animal que sólo tiene una oportunidad para demostrar lo que es. Rivera indicó que el encaste Murube Urquijo Contreras era de los de mayor pureza en la actualidad. Se lamentó de que actualmente el ochenta por ciento de los toros lidiados procedan de un único encaste (Domecq) y abogó por la recuperación para el toreo a pie de otros encastes, ya que muchos ejemplares de los mismos solamente se lidian en la actualidad en corridas de rejones.

Destacó la labor de selección realizada por los ganaderos de bravo como el trabajo de selección genética intuitivo más importante que se ha realizado en nuestro país. Además, recalcó que gracias a la existencia de ganaderías de bravo se ha podido conservar miles de hectáreas de dehesa en España, que de lo contrario hubieran desaparecido con la llegada de la industrialización. Esta selección históricamente ha ido encaminada en la búsqueda de un toro que fuera capaz de humillar, que se parara y se pudiera torear. Y ello se ha logrado teniendo en cuenta que se necesitan entre veinte a veinticinco años para lograr modificar tanto el tipo como el comportamiento de los toros de una ganadería. En este sentido destacó el caso especial y sorprendente de Fuente Ymbro que en poco más de una década ha logrado esta modificación. También hizo referencia a la situación de la ganadería de Partido de Resinas, antes Pablo Romero, cuya recuperación pasaba por refrescar su sangre sin perder su tipología.

Rivera expuso las conclusiones del estudio realizado en la Universidad Complutense en el que mediante análisis del ADN cromosómico y mitocondrial de una muestra de más de ochenta ganaderías, se ha podido clasificar en veintinueve grupos genéticos la raza brava. Este trabajo ha constatado las mezclas de sangre en muchas ganaderías, destacando el caso de Núñez del Cuvillo, ganadería que según Rivera durante esta temporada va ser de las preferidas y que en un futuro cercano va a refrescar a otras. También destacó la labor de selección de Alvaro Domecq y Díez, al que calificó como verdadero alquimista del toro.

Finalmente, y como buen docente, nos “examinó” a los asistentes con imágenes de toros de diferentes encastes, y en la que se pudo comprobar que a veces es difícil identificar toros de un determinado encaste debido a la preponderancia en su morfología de las características de algunas de sus líneas de procedencia.

Durante el coloquio posterior moderado por el doctor Juan Jesús Duarte, participativo y enriquecedor, Luis Rivera en lo referente al tema de las fundas de los pitones manifestó que era una cuestión económica y en la que el único inconveniente radicaba en el manejo del animal. Rechazó que fuera perjudicial para el toro, descartando que las fundas hagan que el cuerno se debilite y pueda fracturarse. En relación con el indulto afirmó que la inmensa mayoría de los toros indultados no han contribuido a la mejora de las ganaderías. Es por vía del estudio de las reatas, de una buena selección, buena alimentación, cuidados veterinarios adecuados y una tienta exigente como se hace una buena ganadería. El indulto sirve como merito y publicidad para el ganadero. Sin embargo, se mostró partidario de recoger semen de un toro muerto en la plaza.

Admitió el fraude del afeitado pero no así la creencia extendida de que se empleen estimulantes y sedantes con frecuencia, pues ello supone un grave riesgo para el torero. Sí que se administren puntualmente analgésicos-antiinflamatorios, aunque no lo consideró como una práctica extendida.

Consideró un error el que los equipos gubernativos se desplacen al campo a ver las corridas, ya que la visión del toro en el campo en nada tiene que ver con la de los corrales, siempre y cuando estos sean los adecuados para que los veterinarios realicen su trabajo. En este sentido fue muy crítico con los actuales corrales de la Malagueta a los que calificó de muy malos para reconocer ya que no pueden mover a los toros, y la autoridad debería exigir su mejora.

Concluyó el coloquio comentando su experiencia actual como responsable de la ganadería de San Miguel, intervenida judicialmente en el caso Malaya.

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