Borrego de Juan Pedro en la Malagueta, derrumbado y enfermo de mansedumbre. ¡Qué emoción!
“Me emociona ver cómo un toro galopa alegre en banderillas, y de una forma entregada –porque lo que quiere coger es aquello que se mueve- va siguiendo los movimientos del torero; me emociona ver cuando un toro se arranca a la muleta de lejos y rebosa para enseguida volverse y, siguiendo el galope, continuar la arrancada, lo que permite ver engarzar unos cuantos pases seguidos; me emociona ver cuando un toro se arranca de inicio al galope, como impulsado por un resorte, y me emociona sobre todo el toro que, poco a poco, se va entregando, pero entregando en emplearse cada vez más al engaño, aunque su embestida está cada vez más desgastada y es más lenta, pero nunca se raja y está desafiante hasta el momento de la muerte; me emociona ver el toro que, cuando se le cita a matar, también se arranca en ese momento y no está esperando”.
Juan Pedro Domecq, escritor y profeta de la falsedad, y aniquilador de la sangre brava.
1 comentario:
Lo he dicho en alguna ocasión:Soy aficionado no practicante.Las fotos de los semovientes de ayer en Almeria cuasan estupor a cualquier aficionado, y encima el idolo se lleva dos orejitas y los titulares hablan de gran faena : Nada sigo sin practicar.
Saulo dixit ¿et pixit?
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