domingo, 23 de agosto de 2009

La corrida fantástica

PonceNatural

Ponce al “natural”

“Si la corrida exige toros con trapío y fiereza, poderosos y encastados; si son necesarios toreros valientes y artistas, entregados y pundonorosos; toreros afanosos de la pureza, que sientan en el alma la referencia del arte del toreo frente a los vergonzosos trucos triunfalistas; si hace falta una autoridad que vele por la integridad del toro de lidia, y un público exigente que no confunda el triunfalismo bananero con la emoción... Si todos ellos son ingredientes fundamentales de este espectáculo, ayer no hubo corrida de feria en Málaga.

¿Qué hubo, pues? Pues lo que hubo fue una quimera, una pura fantasía, una apariencia, una realidad inexistente. Pero, ¿qué hubo? Salieron por los chiqueros seis raspitas de sardinas, chiquitinas, bobaliconas, blandengues y bondadosas, y por allí deambularon tres señores llamados figuras de la modernidad que embaucaron al respetable con pases y más pases gélidos, ayunos de emoción, despegados, aflamencados y monótonos. Y el público se lo pasó en grande porque desconocía, tal vez, que aquel espectáculo era una pura farsa.

Triunfó a lo grande Enrique Ponce; disfrutó como un niño y se abrazó emocionado al alguacilillo cuando le entregó las dos orejas del cuarto. ¿Creería que había protagonizado una gesta? No es posible. Un torero de su categoría discierne mejor que todos una faena grande de un juego de niños. Y lo suyo, sin toro, fue toreo de salón; bonito, porque es torero elegante, pero sin gracia ni hondura. Algo parecido le ocurrió en el primero, noble y rajado, al que muleteó sin mando, sin arrebato ni vibración. Ni se despeinó e, incluso, se atrevió a dar unos pasos de ballet en sus dos toros antes de dar circulares que entusiasmaron a los tendidos. Pero Ponce sabe mejor que nadie que lo de ayer tiene poco que ver con una auténtica corrida de toros. De todas formas, aquí parece feliz porque le demuestran un cariño especial. Pues, mejor para él, pero podría corresponder de mejor manera: con toros de verdad, por ejemplo.”…

De la crónica de Antonio Lorca en EL País

1 comentario:

El Coronel dijo...

Pues por la foto publicada esta todo calro para mi.
Ponce sigue siendo un jugador de ventaja.
Viva el "Mundo Feliz" y los "plumillas" que magnifican las cosas. ¡Que siga e cachondeo.!
¡que Pais!
Salud