El "toro" de las figuras
"La impresión del tremendo cornalón del último nos hace ser quizá más benevolentes con la terna, pero es preciso decir que esto, como tantas otras veces, se veía venir. Una y otra vez, se anuncian frente a las corridas más serias, encastadas o duras, toreros poco hechos, diestros que torean –como los de hoy- apenas media docena de festejos o poco más al año. ¿Dónde están las figuras? ¿Dónde están los que se supone mejores, capaces de vencer las dificultades de cualquier toro, de torear al más complicado de los oponentes? ¿Qué mundo es éste de los toros donde los más notables son los que se enfrentan a lo habitualmente más fácil y sencillo, donde los méritos se adquieren al enfrentarse a toros de carril, a borregas indignas y mal presentadas, a novillos indignos, mientras que los más modestos han de pechar con el ganado más encastado y duro? ¿Qué empresas son éstas que anuncian –y los espadas se ven forzados a aceptar porque necesitan un triunfo, porque necesitan salir del ostracismo- a espadas sin experiencia y con pocos bagajes con toros como los de hoy; a novilleros sin recorrido profesional frente a las novilladas de toros-toros que se lidian con dignidad en la plaza de Las Ventas? ¿No le da vergüenza a nadie? No es la primera vez que hacemos tales comentarios, ni probablemente será la última. ¿Dónde quedan los primeros del escalafón? Salven de la quema a diestros con extraordinaria dignidad: ahí están, entre los veinte primeros –en número de festejos lidiados- el Cid o Antonio Ferrera, Sánchez Vara, el gran Fundi o Padilla. No valoro sus méritos artísticos ahora, sólo les reconozco el enorme mérito que supone enfrentarse siempre a corridas duras –aunque las alternen de vez en cuando con otras más bonancibles y menos encastadas-. Pero los carteles de las llamadas corridas duras –olvídense del término porque dura puede, y a las pruebas me remito, salir cualquiera-, más bien encastadas, buscan casi siempre el concurso de los diestros más necesitados, y de ahí la tragedia: los supuestamente más preparados nunca hacen frente a los compromisos más serios, y a los pobres que necesitarían ser ayudados, se les anuncia para enfrentarlos muchas veces a los leones, cual si de circo romano –siempre condenado por la primitiva Iglesia católica- se tratara. Una vergüenza."
"La corrida es una corrida íntegra y los toreros han hecho lo que han podido. Yo ya sabía que podía pasar esto, pero no es mi problema. El problema mío es criar toros para la afición, y mi compromiso es criar toros para el aficionado, y el toro no puede estar al servicio del torero. Son intereses contrapuestos".
Y a todo esto, José Tomás tampoco irá a Bilbao. A Málaga, por supuesto que sí...
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