Desde luego, es sabido que Francisco Rivera tiene buenos amigos entre las gentes de la prensa. Pero uno no podía imaginar que alguno llegara hasta límites insospechados. Si no, lean la glosa que, a propósito de la concesión de la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes, hace Pedro Toledano de Rivera y que publica el diario La Opinión de Málaga. De alucine y para enmarcar; uno queda sobrecogido ante tanto mérito referido por la pluma de don Pedro. Todo un gran amiguete del hombre que se viste de Olympo. Rivera debiera agradecerselo eternamente. Aunque quizás él mismo haya quedado sorprendido. Pues que disfruten ustedes con tan excelso panegírico.
Una medalla al mérito torero
Pedro Toledano
Una medalla al mérito torero
Pedro Toledano
El Consejo de Ministros del pasado viernes, día 20 de febrero, ha otorgado la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes al matador de toros Francisco Rivera Ordóñez. Sin embargo, pese a la indudable intención de premiar los méritos alcanzados durante más de una década, la nota informativa centraba únicamente el interés en las temporadas de 2001 y 2002 así como en su actuación en la corrida goyesca de Ronda de 2008, un salto absurdo en el tiempo de una trayectoria de secuencia regular y que, si se ciñera sólo a lo reseñado, no sería acreedora a semejante distinción.
La carrera de Francisco ha sido mucho más fértil, profunda y extensa que lo dicho en la reseña. Rivera Ordóñez pertenece a una dinastía de toreros que ha escrito densas y brillantes páginas de la tauromaquia más relevante. Fundada por su bisabuelo Cayetano Ordóñez ´Niño de la Palma´, agrandada por su abuelo, el maestro Antonio Ordóñez; continuada por su tío abuelo Luis Miguel Dominguín, y completada por su padre, Francisco Rivera ´Paquirri´, de quien el próximo septiembre se cumplen 25 años de su muerte. La continuidad se imponía, pero, ¿era posible? Sólo si alguien de la primera línea daba el paso al frente. Ahí estuvo Francisco. ¡Medalla al mérito torero! Más tarde llegó su hermano Cayetano.
Dinastía torera. Francisco recogía el testigo dinástico para seguir dándole contenido a ese libro dorado que es la tauromaquia. Menuda responsabilidad y menudo peso el de aquel chaval que, de repente, se vio metido en el compromiso de lidiar toros y además de hacerlo con la dignidad que su estirpe demandaba y, por si fuera poco, cuando comenzaba a disfrutar lo bueno de la profesión que había abrazado con ilusión y compromiso, recibe el penúltimo mazazo: la muerte de su ´Bobo´, como cariñosamente llamaba a su abuelo Ordóñez.
La génesis de la decisión del joven Rivera Ordóñez comenzó a perfilarse cuando apenas contaba dieciséis años. Era el año 1990 cuando su abuelo Antonio Ordóñez llamó a sus amigos para hacerles saber que su nieto Francisco le había dicho que quería ser torero. El día de San Cayetano del año siguiente se presentó en público en una becerrada que tuvo lugar en la familiar Maestranza de Ronda. El 31 de mayo de 1992 debutó con picadores en el mismo escenario. Tomó la alternativa el 23 de abril de 1995, en la Real Maestranza de Sevilla, de manos de Juan Antonio Ruiz ´Espartaco´. Aquella tarde salió a hombros del coso maestrante, lo que repitió dos días después en el mismo escenario.
Esas tardes tuvieron gran transcendencia en la carrera de Rivera y a partir de ahí las plazas de Jerez de la Frontera, Córdoba, Barcelona, Valencia, Bilbao? fueron testigo de éxitos de mucha enjundia. En ellas hubo tardes emotivas, de gran contenido artístico, ahí está su capote todavía sin valorar en la justa dimensión, y también tardes épicas, como aquella que en Pamplona, por San Fermín, lo desnudó un toro después de pasárselo de pitón a pitón en una interminable secuencia, sin que el trance mermara un ápice su decisión.
Confirmó la alternativa en la Monumental de Las Ventas, el día 23 de mayo de 1996, lidiando un lote de Samuel Flores y alternando con Enrique Ponce y José Miguel Arroyo ´Joselito´. En aquella fecha tuvo una muy destacada actuación junto a sus compañeros de cartel, quedando en el recuerdo de los aficionados como una gran tarde de toros y de toreros.
No se ha prodigado en plazas hispanoamericanas en su ya dilatada carrera, pero sí confirmó la alternativa en la Monumental de México, el 26 de noviembre del año 2000, y en la Santa María de Bogotá, el 11 de febrero de 2007.
La pasada temporada sumó su corrida número 1.000. Tan redonda cifra la celebró lidiando seis toros en solitario, el día 17 de agosto en la plaza de toros de Estepona, arropado por muchos amigos y aficionados que llenaron le coqueta plaza de la costa malagueña. El festejo fue televisado por Tele 5 logrando un gran índice de audiencia. Todo lo que se recaudó así como los derechos de imagen, el torero quiso que fueran ingresados en una ONG que ayuda a los enfermos de fibrosis quística.
A la desaparición de su abuelo, la Real Maestranza de Ronda le encargó continuar con la organización de la corrida goyesca que tanto renombre ha logrado no ya en España sino en todo el orbe taurino, como lo demuestra que acudan personas interesadas en la tauromaquia de lugares tan lejanos como Japón, Australia o Nueva Zelanda. Se puede decir que ahora el gran anhelo de Francisco Rivera Ordóñez es lograr que este festejo que se celebra cada mes de septiembre en la capital de la serranía malagueña siga siendo un ejercicio expresivo singular y concite la mirada de propios y extraños.
A la hora de añadir méritos a la carrera de Francisco hay que explicitar que el solo hecho de haber dado continuidad en la tauromaquia a los apellidos Rivera y Ordóñez bien vale una medalla, y si además contribuye a seguir dándole brillo y contenido a un festejo tan excepcional como es la corrida goyesca de Ronda, toda distinción está justificada. Por tanto, enhorabuena a quien la otorga y a quien la recibe.
La carrera de Francisco ha sido mucho más fértil, profunda y extensa que lo dicho en la reseña. Rivera Ordóñez pertenece a una dinastía de toreros que ha escrito densas y brillantes páginas de la tauromaquia más relevante. Fundada por su bisabuelo Cayetano Ordóñez ´Niño de la Palma´, agrandada por su abuelo, el maestro Antonio Ordóñez; continuada por su tío abuelo Luis Miguel Dominguín, y completada por su padre, Francisco Rivera ´Paquirri´, de quien el próximo septiembre se cumplen 25 años de su muerte. La continuidad se imponía, pero, ¿era posible? Sólo si alguien de la primera línea daba el paso al frente. Ahí estuvo Francisco. ¡Medalla al mérito torero! Más tarde llegó su hermano Cayetano.
Dinastía torera. Francisco recogía el testigo dinástico para seguir dándole contenido a ese libro dorado que es la tauromaquia. Menuda responsabilidad y menudo peso el de aquel chaval que, de repente, se vio metido en el compromiso de lidiar toros y además de hacerlo con la dignidad que su estirpe demandaba y, por si fuera poco, cuando comenzaba a disfrutar lo bueno de la profesión que había abrazado con ilusión y compromiso, recibe el penúltimo mazazo: la muerte de su ´Bobo´, como cariñosamente llamaba a su abuelo Ordóñez.
La génesis de la decisión del joven Rivera Ordóñez comenzó a perfilarse cuando apenas contaba dieciséis años. Era el año 1990 cuando su abuelo Antonio Ordóñez llamó a sus amigos para hacerles saber que su nieto Francisco le había dicho que quería ser torero. El día de San Cayetano del año siguiente se presentó en público en una becerrada que tuvo lugar en la familiar Maestranza de Ronda. El 31 de mayo de 1992 debutó con picadores en el mismo escenario. Tomó la alternativa el 23 de abril de 1995, en la Real Maestranza de Sevilla, de manos de Juan Antonio Ruiz ´Espartaco´. Aquella tarde salió a hombros del coso maestrante, lo que repitió dos días después en el mismo escenario.
Esas tardes tuvieron gran transcendencia en la carrera de Rivera y a partir de ahí las plazas de Jerez de la Frontera, Córdoba, Barcelona, Valencia, Bilbao? fueron testigo de éxitos de mucha enjundia. En ellas hubo tardes emotivas, de gran contenido artístico, ahí está su capote todavía sin valorar en la justa dimensión, y también tardes épicas, como aquella que en Pamplona, por San Fermín, lo desnudó un toro después de pasárselo de pitón a pitón en una interminable secuencia, sin que el trance mermara un ápice su decisión.
Confirmó la alternativa en la Monumental de Las Ventas, el día 23 de mayo de 1996, lidiando un lote de Samuel Flores y alternando con Enrique Ponce y José Miguel Arroyo ´Joselito´. En aquella fecha tuvo una muy destacada actuación junto a sus compañeros de cartel, quedando en el recuerdo de los aficionados como una gran tarde de toros y de toreros.
No se ha prodigado en plazas hispanoamericanas en su ya dilatada carrera, pero sí confirmó la alternativa en la Monumental de México, el 26 de noviembre del año 2000, y en la Santa María de Bogotá, el 11 de febrero de 2007.
La pasada temporada sumó su corrida número 1.000. Tan redonda cifra la celebró lidiando seis toros en solitario, el día 17 de agosto en la plaza de toros de Estepona, arropado por muchos amigos y aficionados que llenaron le coqueta plaza de la costa malagueña. El festejo fue televisado por Tele 5 logrando un gran índice de audiencia. Todo lo que se recaudó así como los derechos de imagen, el torero quiso que fueran ingresados en una ONG que ayuda a los enfermos de fibrosis quística.
A la desaparición de su abuelo, la Real Maestranza de Ronda le encargó continuar con la organización de la corrida goyesca que tanto renombre ha logrado no ya en España sino en todo el orbe taurino, como lo demuestra que acudan personas interesadas en la tauromaquia de lugares tan lejanos como Japón, Australia o Nueva Zelanda. Se puede decir que ahora el gran anhelo de Francisco Rivera Ordóñez es lograr que este festejo que se celebra cada mes de septiembre en la capital de la serranía malagueña siga siendo un ejercicio expresivo singular y concite la mirada de propios y extraños.
A la hora de añadir méritos a la carrera de Francisco hay que explicitar que el solo hecho de haber dado continuidad en la tauromaquia a los apellidos Rivera y Ordóñez bien vale una medalla, y si además contribuye a seguir dándole brillo y contenido a un festejo tan excepcional como es la corrida goyesca de Ronda, toda distinción está justificada. Por tanto, enhorabuena a quien la otorga y a quien la recibe.
3 comentarios:
¡¡Viva la Pepa de Puerto Real!!. Suponiendo que todo eso sea cierto , ¿que arte hay en ello para merecer la medalla a las bellas artes? A este señor hay que ponerlo a competir en un concurso de trobos con el Dr Comino , alabando uno a Patxi y el otro a Finito...
¡¡Ponga un Comino en su vida!!!
Amigo Malagueto : busca un ensalzador de enanos.
Un saludo
Un saludo
Este tio le pega bien al mollate, no se puede estar sobrio y escribir semejantes sandeces.
Además, es un desinformado total. Rivera jamás ha estado medio bien en Madrid, lleva años sin que lo contraten en Pamplona y Bilbao. La corrida 1000 que televisó Tele 5, fue un rotundo fracaso de audiencia.
La Goyesca es una pantomina desde que la organiza y torea Paxti Rivera.
Rivera Orodoñez ha quedado ya para las corridas turíticas o en plazas de ínfima categoría,donde no expone nada y encima le dan orejitas de tómbola junto a sus compañeros de cartel Cordobés y Fandi.
Saludos
Saludos
Malaguet, Pacopi fijaros si este tio le pega al mollate para escribir semejante articulo, que en Madrid en el 96 con Poce y Joselito, sufrio la mayor humillación que un torero creo yo puede sufrir, pues resulta que fue "despreciado" al sentarse a charlar Ponce y Joselito en el estribo de la plaza, dejandole a el a su aire y desreciendole, como si no existiera, vamos como un convidado de piedra y los aficionados, ese dia sabiamos que ese dia veriamos un mano mano entre Ponce y Joselito y el tal Rivera, nos importaba una mierda, como nos ha importado siempre.
Salud
Pd. Criticon tu que eres un fenomeno de Internet, busca el video de aquella corrida y veras lo del estribo y el cachondeo de la plaza.
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