"El director de lidia ha perdido la autoridad a la que estaban obligados obedecer todos los toreros, de a pie y a caballo. Ya no mantiene el buen orden en el ruedo, ni está atento a lo que en él ocurre, dirigiendo (que eso es ser director) el buen transcurrir de la lidia. No vamos a aludir ahora a la situación de la cabaña ganadera (ya se ha hablado de ello y volveremos a hablar en otra/s ocasión/es), aunque sí debemos convencemos de que la realidad es que ha desaparecido casi del todo esa figura dirigente porque los carteles se confeccionan de un modo casi monográfico, monocromático y monoeconómico (o sea, que uno es el que cobra y los otros que se las coman crudas, y a callar si quieres más oportunidades)."
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