ADIOS AL TORO ARTISTA
Le pese a quien le pese hay que recordar que el elemento imprescindible y fundamental para que exista la fiesta de los toros es, precisamente y aunque algunos taurinillos lo ignoren, el TORO.
Pero al hablar del toro, y sobre todo como fundamento del espectáculo taurino, hay que hacerlo desde una perspectiva de aficionado. Es sabido que la emoción es lo que tiene que reinar en un plaza de toros para que el público-que es el que mantiene la fiesta- sienta interés por la misma. Una emoción y una casta que propiciada por el toro debe ser potenciada, conducida y canalizada por el torero que se pone delante.
Sin embargo, existe una corriente de opinión, principalmente entre los mandamases del gallinero artista y algunos limpiadores de chaquetas, que tienden a reivindicar el toro que “sirva”, toro sin otra función que la de facilitar todo lo posible la labor a su matador y que tiene su expresión en el –toro artista-, un animal al que se le ha quitado la casta, la fiereza y (en algunos casos) bastantes centímetros de pitón, para de estas maneras tome el engaño con dulzura, el torero pueda meter la barbilla y el pico de la muleta, siendo más bobo que bravo y en definitiva cargándose un espectáculo que pide mucha más tensión y verdades.
Al ruedo tienen que saltar toros con casta, nobleza y bravura, y por encima de todo íntegros, y el que sea capáz de torear eso que toreé de lo contrario que se vaya yendo a casa porque aquí está de sobra. De esta manera el aficionado seguiremos acudiendo a las plazas de toros, dejando apartados o toda esa trupe de artistas que viven de una faena al año de un aborregado toro, caso de Morante, Finito, Conde, y un largo etcétera , que torean siempre toros del mismo encaste o de la misma ganadería a lo largo de toda la temporada.
Seamos capaces de reivindicar toreros que maten toros de todos los encastes y que se entreguen en todas las plazas de toros todos los días.
El gran matador de toros Andrés Vázquez, gran ejemplo de torero a seguir dice lo siguiente:”Ahora el toro bueno es el que se deja pegar cincuenta pases. Y ese no es bueno, es bobo. El bueno tiene que ser encastado, bravo y noble”.
Juan Carlos Marín
(Vicepresidente Asociación Taurina “El Quite de Calasparra”)
No está mal como deseo para el año que está a punto de entrar...
Pero al hablar del toro, y sobre todo como fundamento del espectáculo taurino, hay que hacerlo desde una perspectiva de aficionado. Es sabido que la emoción es lo que tiene que reinar en un plaza de toros para que el público-que es el que mantiene la fiesta- sienta interés por la misma. Una emoción y una casta que propiciada por el toro debe ser potenciada, conducida y canalizada por el torero que se pone delante.
Sin embargo, existe una corriente de opinión, principalmente entre los mandamases del gallinero artista y algunos limpiadores de chaquetas, que tienden a reivindicar el toro que “sirva”, toro sin otra función que la de facilitar todo lo posible la labor a su matador y que tiene su expresión en el –toro artista-, un animal al que se le ha quitado la casta, la fiereza y (en algunos casos) bastantes centímetros de pitón, para de estas maneras tome el engaño con dulzura, el torero pueda meter la barbilla y el pico de la muleta, siendo más bobo que bravo y en definitiva cargándose un espectáculo que pide mucha más tensión y verdades.
Al ruedo tienen que saltar toros con casta, nobleza y bravura, y por encima de todo íntegros, y el que sea capáz de torear eso que toreé de lo contrario que se vaya yendo a casa porque aquí está de sobra. De esta manera el aficionado seguiremos acudiendo a las plazas de toros, dejando apartados o toda esa trupe de artistas que viven de una faena al año de un aborregado toro, caso de Morante, Finito, Conde, y un largo etcétera , que torean siempre toros del mismo encaste o de la misma ganadería a lo largo de toda la temporada.
Seamos capaces de reivindicar toreros que maten toros de todos los encastes y que se entreguen en todas las plazas de toros todos los días.
El gran matador de toros Andrés Vázquez, gran ejemplo de torero a seguir dice lo siguiente:”Ahora el toro bueno es el que se deja pegar cincuenta pases. Y ese no es bueno, es bobo. El bueno tiene que ser encastado, bravo y noble”.
Juan Carlos Marín
(Vicepresidente Asociación Taurina “El Quite de Calasparra”)
No está mal como deseo para el año que está a punto de entrar...
3 comentarios:
Yo me aficione a los toros (por influencia paterna) a las 5 años que vi por primera vez una corrida de toros en Madrid. Habia emoción sobre todo y ahora mas cincuenta años despues no me dice ni fu, ni fa.
Ellos veran.
Feliz año a tod@s.
Salud
El Coronel
Soy, como muchos, aficionado práctico; es decir que de vez en cuando hago pinitos delante de alguna becerra. Siempre, una vez acabada la fista, los aficonados nos sentimos ridículos al ver las fotos del animal del que nos hemos puesto delante. ¿Sentirán esta sensación los toreros? Deberían...de lo contrario, viven la fiesta desde el orgullo y la hipocresía.
yo creo que lo mejor sería sacar el cafrretón y así se abarataban costes
Un saludo
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