Menudos argumentos... Este presidente la tiene de acero toledano.
RIGOR MORTIS
Javier Pérez de Albeniz
Horas después, en la tarde del pasado sábado, la primera cadena de TVE ofreció un programa doble de rictus francamente cadavérico: primero 'Donde hay patrón', incunable de Manolo Escobar, después 'El abuelo tiene un plan', clásico de Paco Martínez Soria. Cuatro horas de cine occiso en horario familiar, de cinco de la tarde a nueve de la noche, hablan por sí solas de los nuevos, sanos y briosos aires que corren en la televisión pública.
"No me sorprende que todo el mundo se meta con esta casa y nadie la defienda", dijo Luis Fernández en un encuentro celebrado la pasada semana en elmundo.es. A mí tampoco, viendo la programación. El presidente presume de 'Tengo una pregunta para usted, presidente' —formato francés—, de mantener 'Informe semanal' en 'prime time' y de los telediarios "más prestigiosos que existen en la actualidad". Como de momento no hay audímetros para el prestigio, les daré mi opinión: los telediarios de TVE han dado un bajón en los últimos meses.
El presidente motorizado graba 'promos' cachondillas en una empresa y unos tiempos que no están para bromas.
No habla de la bazofia que se ha estrenado durante su mandato ('El Gong show', 'Como el perro y el gato'...), del reciclaje de detritus ('Lluvia de Estrellas'...), de los programas casposos que mantiene en nómina ('Gente', '¡Mira quién baila!', 'El rondo', tres culebrones de sobremesa...) o de cómo están destruyendo La 2 con cambios de horario y palos de ciego. O de que sin ir más lejos hoy se emite, después de 25 años, el último programa del histórico espacio de divulgación 'A ciencia cierta': su director se acoge al plan de prejubilaciones.
"No sé los beneficios que hay en hacer de RTVE el pim pam pum", sentencia Luis Fernández. Yo sí lo sé. Una televisión pública en crisis beneficia a las cadenas privadas, especialmente a las que se han incorporado más recientemente a la batalla televisiva, que arañan esa audiencia que tanto necesitan de la que pierde TVE. Audiencia quiere decir publicidad, o sea, dinero.
¿Seguir el modelo de la BBC? No sería mala cosa. Pero bastaría con intentar hacer una televisión seria, alejada de la dictadura de las audiencias, de las sobredosis de publicidad, que apueste por el entretenimiento de calidad y por la información rigurosa. Un producto, en resumen, del que los españoles pudieran sentirse orgullosos."
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