miércoles, 23 de agosto de 2017

Málaga agoniza



MÁLAGA AGONIZA
José Daniel Rojo


Leerán el titular y me tildarán, como poco, de alarmista. Talibán taurino me dicen otros. Ahí ha quedado, para la historia –triste historia-, la feria taurina 2017. Pobre de aquél que haya visto en estas tardes un ciclo triunfal, pues desde la concepción de la cartelería, éstos estaban avocados al más absoluto fracaso. No encajaron las combinaciones en la “afición” malagueña y no lo hicieron porque se denotaba poca pasión en su confección. La fusión de gran parte de los “terratenientes” taurinos –Matilla, Martínez Erice, Simón Casas, Ramón Valencia- junto con los malagueños Martín Lorca y Jose Carlos Escribano no fue capaz de generar ilusión en el maltratado público malacitano que año tras año, empresa tras empresa, vuelve a oír aquello de “Málaga es una de las mejores plazas del panorama nacional”, “Vamos a devolver a Málaga la categoría que merece”… Palabras que ya, con experiencia en el asunto, se toma a chufla la gente.

¿Recuerdan a Fernando Puche y cía? ¿Acaso se olvidaron de los Chopera? ¿Y de la FIT? La nueva empresa, Toros del Mediterráneo, volvió al manido tópico pero esta vez Málaga se convirtió en una plaza para colocar a dedo, para devolver favores, para mostrar a la competencia –los empresarios mexicanos vienen pisando fuerte-, que con la unión de unos pocos pueden controlar el cotarro. Y eso es lo que ellos quieren. Lo que pretenden. Lo que consiguen. Aprovecharse de la afición para comerse el trozo más grande del pastel.

Solo así ha podido gestarse el que, sin lugar a dudas, ha sido el peor cartel que ha tenido Málaga en las últimas décadas. Y de ahí, el descenso considerable de número de abonados. “El toreo es luz”, así rezaba la campaña publicitaria de la feria taurina de Málaga. Y luces, luces le han faltado a la nueva empresa para ser capaces de reconquistar a la agonizante afición malagueña.


EL IVA. INGRESO SORPRESA.

A espera de lo que los servicios jurídicos de la Diputación de Málaga acuerden sobre el asunto del IVA, la empresa debutante en la Malagueta se ha encontrado con un ingreso inesperado –o no- en sus bolsillos. Un 11% que el aficionado ha pagado de más y que ahora está en manos de los ¿principales? empresarios taurinos del país. Y como no hay luces, como decía mi abuelo “ni para pegar un sello”, ni aun así, ni con ese 11% cobrado de más, conseguirán liquidar la feria con saldo positivo. Y no me alegro de ello, porque soy de los que piensa que el empresario tiene que ganar dinero para poder seguir invirtiendo. Pero todo apunta a que el batacazo económico puede ser importante. Y en el hipotético caso que hubiesen ganado dinero, ya se encargarían de ir llorando por las esquinas o medios de comunicación para anunciar a bombo y platillo que no han ganado un real. ¿Han escuchado a algún empresario taurino decir alguna vez que ha ganado dinero? Dato curioso, pues nunca ganan pero se pelean entre ellos a ver quién es capaz de dar un mayor canon para adueñarse de plazas. En la vida real, no la de pajaritos que viven los empresarios taurinos, cuando cualquier empresario monta un negocio y no funciona, echa el cierre. Sin más. Ellos no. Ellos siguen, perdiendo euros a diario. ¡Insólito!

¿Y AHORA QUÉ?

Pues si la lógica y la razón se imponen en la Diputación –propietaria de la plaza-, se debiera de rescindir de manera fulminante el contrato a la empresa Toros del Mediterráneo. El asunto IVA es una falta grave y como tal, habría que ceñirse al pliego donde se especifica que en el supuesto de una falta de tal consideración, -alteración de precios-, se procedería a la rescisión del mismo. Cosa bien distinta es que traten ahora de vendernos la moto –los dos implicados- y volvamos a lo de siempre. A lo que todos ustedes conocen, lo que la prensa calla y lo que nunca conviene decir.

No es nuevo. Desde hace años Málaga navega a la deriva ante el pasotismo de quienes realmente tienen obligación de hacerla duradera en el tiempo. Málaga no es más que otro fleco que queda suelto en una fiesta que, a nivel nacional, cabalga recibiendo “guantás” por todas partes. Y así seguirá mientras no haya alguien capaz de separar cuatro poderes que deben estar bien diferenciados: el poder ganadero, el poder empresarial, el poder del torero y el poder gubernativo. Si estos cuatro poderes continúan manejando la tauromaquia al unísono, con intereses comunes, serán ellos mismos, y solos, quienes hagan desembocar la fiesta en un trágico final. Se hace extremadamente necesario que estos cuatro pilares funciones de manera independiente, pues solo así podría garantizares el correcto, y no interesado, funcionamiento del espectáculo taurino.

Mención aparte merece la prensa. Atrás debieron quedar los tiempos de escribir y hablar a gusto del mejor postor. Se hace difícil ser independiente cuando lo que realmente se pretende es tener contactos, ser agradable, evitar problemas. Todos queremos ser amigo del empresario, del ganadero, del torero… Pocos están dispuestos a aguantar el tipo y la bronca si fuese necesario. Y eso se refleja en las crónicas que leemos durante toda la temporada a nivel nacional.  Ese es el elevado peaje que toca pagar. Decía Gregorio Corrochano “si quieres escribir de toros de manera objetiva, no hagas amigos en el toro”.


Necesita la Fiesta de una crítica realmente comprometida capaz de hacer frente, a carta cabal, al sistema que trata de imponer los que se dan en llamar “profesionales taurinos”. Aquí, en Málaga, la tauromaquia agoniza, y no precisamente por los insignificantes ataques antitaurinos, sino por la dictadura implantada por la taurinería andante mientras la prensa calla. Imagino que es más fácil e interesante anunciar la muerte de la tauromaquia que luchar por reanimarla, aunque sea en su último suspiro. 

1 comentario:

malagueto dijo...

Totalmente de acuerdo Dani. Estoy esperando que un día escribas algo que no me guste. Así con educación y buenas maneras, como pides en los comentarios, te daré mi opinión.
Me voy a quedar con las ganas, ya que en este tema, pensamos casi igual los dos. Tú lo dices con estilo literario y finamente; yo más a lo bruto porque me han engañado tantas veces, que ya no paso ni una más a la bazofia taurina.
Un fuerte abrazo.