VERBENA POPULAR (Crónica 4ª abono Feria de Málaga)

 

Málaga no es una especie única. Muchas plazas se han contagiado del espíritu verbenero con el que quieren dotar a la Fiesta los propios toreros y gente del toro. Está bien que el público vaya a la plaza a divertirse; yo también voy a divertirme, pero busco algo más. Necesito una emoción que a día de hoy no encuentro. Toreros, ganaderos y empresarios han disfrazado una tauromaquia irreal. Una tauromaquia donde el toro no mata; donde el toro sale medio muerto a la plaza. Quiero seguir creyendo en el cuento que me contaron y en el que todo sucedía al contrario de como es en la actualidad. El aplauso fácil y provocado nunca podrá eclipsar al que nace desde lo más profundo del alma, cuando lo visto, oído o sentido te transmite de verdad. Hay aplausos que hacen daño y posiblemente mañana nos arrepintamos del aplauso y alegría verbenera de hoy.
(Fotografías: @SantanadeYepes)

 

Plaza de Toros de Málaga
Miércoles 21 de agosto / 4ª de abono / Tres cuartos de plaza
Se lidiaron dos toros de Jandilla (1º y 4º), dos de Domingo Hernández (2º y 5º) y otros dos de Zalduendo (3º y 6º). Bueno por encastado el 4º, sin fuerza y sin raza 1º, 2º, 3º. Sin clase el 5º y se dejó el 6º.

JUAN JOSÉ PADILLA: estocada trasera (Saludos) – Estocada (Dos orejas)

EL JULI: estocada al julipié (Una oreja) – Pinchazo, estocada perpendicular y descabello (Una oreja)

ALEJANDRO TALAVANTE: estocada que hace guardia y estocada perpendicular y atravesada (Silencio) – Pinchazo y estocada (Saludos)

El diestro Alejandro Talavante recibió en el patio de cuadrillas el “Estoque de Plata Antonio Ordóñez” de manos del Presidente de la Diputación Elías Bendodo, como autor de la mejor faena de la Feria Taurina 2012. Igualmente, al finalizar el paseíllo, el alcalde de la ciudad Francisco de la Torre entregó también a Talavante el capote de paseo como vencedor de la Feria del año pasado.

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VERBENA POPULAR

Por José Daniel Rojo

La verdad es que la organización de la verbena comenzó cuando se dieron a conocer los carteles y observábamos que había alguno de ellos donde se anunciaban varios hierros ganaderos en un mismo cartel. Hoy era uno de esos días; con Jandilla, Domingo Hernández y Zalduendo. No era serio que en una plaza de primera ocurriera esto, pero todos tratamos de entender a la empresa cuando manifestaba que, por el retraso de la adjudicación de la plaza, había habido poco tiempo para escoger corridas completas en el campo. Simón Casas en cambio decía que había sido a conciencia, para tener una mayor probabilidad de éxito al anunciarse tres de los hierros, según él, más importantes. No obstante se hacía hincapié en que se iba a sortear; todos presagiábamos que no sería así, pero se continuaba afirmando que sí. Y llegó el día. Y se puso de manifiesto que todo estaba bien amarrado. Se comunica por parte de la empresa a la autoridad encargada de presidir el festejo que cada torero trae sus toros y que no se hará sorteo. El Presidente acongojado, evacua consulta a la Junta de Andalucía, concretamente a la dirección de espectáculos taurinos que, para sorpresa de todos y en contra de su propio reglamento, autoriza lo que todos sabíamos que iba a ocurrir finalmente. Se modifica el cartel y se manda a imprimir uno nuevo, (que supongo llevaría  unos días en las oficinas de la plaza) en el que ya si aparecen las ganaderías que lidiar cada matador. ¡Y se quedan tan panchos! Los unos y los otros.

Con tal despropósito se presentaba la tarde, pero no iban a ser los únicos. Era evidente que la verbena de ayer iba a ser por todo lo alto, se palpaba en el ambiente. Juan José Padilla se convirtió en estrella del cartel al volver a tomar a Málaga y su plaza por el pito de un sereno. Como ya ocurrió el año pasado, avisó a su hija para que le acompañara en la vuelta al ruedo. Una vuelta al ruedo que duró algo así como tres horas y cuarto: besito para ti, el autógrafo por allá, la bandera pirata por acá y besitos también para el de más allá. Lo que viene siendo una vuelta al ruedo normal en cualquier plaza de primera. #ModoIroníaON

Ahora me atacarán con que si la sensibilidad, la mala leche, patatín, patatán… Admiré y elogié la casta de Padilla cuando me creí en el convencimiento de hacerlo pero déjenme pensar también que, efectivamente, nunca antes la pérdida de un ojo fue tan rentable. Con todo el mérito del mundo para Padilla, que lo tiene, pero en este juego y a partir de, no juega en igualdad de condiciones con el resto de sus compañeros.

Por si todo esto les pareciera poco, y ya que aquí de lo que se debe hablar es de toros, al ciclón de Jerez se le escapó hoy un torito que se fue hasta el desolladero sin torear. Padilla estuvo en Padilla, recibiéndolo con una larga cambiada, acertado en banderillas y con tonterías en la muleta. Un toro con casta, repetidor, al que se puso a pegar pases sin profundidad, sin sentido. Como aquello no era lo suyo pues se puso a hacer las morisquetas que tanto gusta al público malagueño. Molinete por aquí, de rodillas por allá. La plaza se venía abajo. No sería mala idea; así construimos una portátil, que va mas con nosotros y con el toreo actual. Para rematar, el presidente le premia con dos orejas. ¡¡Fiesta grande!!
Su primer toro fue un animal muerto en vida. Toro noble sin alma que no podía acudir a la fácil pelea que, al hilo del pitón, le planteaba Padilla.

Sin fuerza también el buey segundo que apareció por toriles y que vino bajo el brazo de Juli. Un toro zambombo de Domingo Hernández al que Álvaro Montes y Emilio Fernández banderillearon rematadamente mal y al que el torero madrileño le planteó faena desde la distancia. Pegando latigazos y echando el toro hacia afuera. No podía bajar la mano porque el toro se caía y por tanto hacía el toreo al contrario de como debe ser. Conocedor del público de Málaga, Julián empezó a dar pases en redondo que, lógicamente, tuvieron repercusión en el tendido. Cortó una oreja. Otra oreja se llevó del quinto, un toro muy escurridito que manseó desde los primeros tercios y que tuvo una embestida descompuesta en la muleta. Inició la faena con la pañosa a base de tirones y a la línea recta. El animal no tenía clase y salía siempre con la cara alta de cada muletazo. Con el toro ya entregado por completo, se pegó un arrimón y se pasó al toro por detrás, por delante, por debajo… por todos lados. El público sabía que aquella verbena iba a ser importante. Tras pinchazo, estocada perpendicular y descabello en otra plaza se hubiese, como mínimo, guardado silencio. En la verbena celebrada en el barrio de la Malagueta se ha premiado con una oreja.

Talavante sorteó un primer toro al que velamos todos los allí presentes. El animalito fue una “jartá” de noble pero no podía con su cuerpo. Le robó algún natural, se quiso poner bonito Alejandro pero aquello no tenía emoción porque no había toro. Con una estocada haciendo guardia el público seguía en pie aplaudiendo. ¡¡Olé mi verbena!!

En el sexto más de lo mismo, pero en esta ocasión se dejó un poquito más el toro. Dibujó alguna tanda con temple pero nada más. Talavante volvió a estar ausente.

Y con la Puerta Grande para Juan José Padilla terminó una verbena que se sabía iba a ser importante.

Triste ver y asistir a un espectáculo que no hace mucho tiempo llegó a ser grande. Aquí no queda otra, o te subes al carro y te contagias de la alegría de la verbena al son de Paquito el chocolatero, o te bajas de un Fiesta con destino a la falsedad, la mentira. Más de cuatro anda denunciando un túnel por donde pasan los pobres, los toreros pobres. A los ricos ni mu. No vaya a ser que la verbena y el comedero de muchos se vaya al carajo.

Málaga no es una especie única. Muchas plazas se han contagiado del espíritu verbenero con el que quieren dotar a la Fiesta los propios toreros y gente del toro. Está bien que el público vaya a la plaza a divertirse; yo también voy a divertirme, pero busco algo más. Necesito una emoción que a día de hoy no encuentro. Toreros, ganadero y empresarios han disfrazado una tauromaquia irreal. Una tauromaquia donde el toro no mata; donde el toro sale medio muerto a la plaza. Quiero seguir creyendo en el cuento que me contaron y en el que todo sucedía al contrario de como es en la actualidad. El aplauso fácil y provocado nunca podrá eclipsar al que nace desde lo más profundo del alma, cuando lo visto, oído o sentido te transmite de verdad.  Hay aplausos que hacen daño y posiblemente mañana nos arrepintamos del aplauso y alegría verbenera de hoy.