miércoles, 14 de agosto de 2013

Paseíllo de ilusiones en La Malagueta. Arranca el Certamen de Escuelas Taurinas.

 


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La Escuela Taurina de la Diputación Provincial de Málaga continúa en su empeño de sembrar esperanza. El certamen internacional alcanza este año su octava edición. Ocho años que han servido para situarse como referente del resto de escuelas de toda la geografía española. No es fácil, imposible diría yo, encontrar una feria importante que como previo a dicho abono, celebre un certamen de cuatro novilladas brindando oportunidades a quiénes sueñan con ser toreros.

Tiene mérito que un chaval elija entre miles de profesiones, menos arriesgadas y puede que hasta mejor remuneradas, la de ser torero. Jugarse la vida. Olvidarse del bienestar para sacrificarse por una de las profesiones más difíciles de la que se tiene noticia. No menos meritorio es la dedicación que emplean un grupo de aficionados, apasionados de la fiesta, para facilitar, en la medida de lo posible, este difícil camino. Dicha labor recae sobre un equipo liderado por Óscar Plaza y el matador de toros Fernando Cámara  que, casi sin darse cuenta, han parido un ciclo de novilladas que ha encajado a las mil maravillas entre el público malagueño. El acierto de ponerlo los días previos al inicio de la feria es uno de los pilares del éxito. Que dichos festejos sean de entrada gratuita también influye en el gran poder de convocatoria que suscita este certamen, pero recordemos que muchas actividades, de temática variada, se organizan también con carácter gratuito y apenas cuentan con el respaldo del público. El certamen internacional de escuelas taurinas ha venido a demostrar que en Málaga hay público interesado en la fiesta; y de ahí deberán salir los nuevos aficionados. 

No soy de los que piensan que el objetivo único de una escuela taurina sea sacar toreros. Muchos los que empiezan y pocos, muy pocos, los que llegan a final de curso con el objetivo cumplido. Dependen muchos factores: decisión, suerte, valor… Mientras tanto, han estado soñando. Un sueño con sacrificio; conscientes de la dificultad que entraña esta profesión; Metiéndose en vena una afición que apasiona. Jugar al toro, pero de verdad. Tras la escuela, cada uno va labrando su camino. Otro escalón más de dificultad. Y ahí trabaja precisamente  la escuela de Málaga para lograr que acabada una etapa de iniciación, sus alumnos no tengan que abandonar y puedan continuar su proceso de aprendizaje. Otro guiño es el que también se hace a los que brillan de plata, ofreciendo formación para los subalternos.

Todo este trabajo, este amontonamiento de ilusiones se dejará ver durante cuatro días en el albero malagueño. Quince chavales de diferentes escuelas y tres malagueños trenzarán el paseíllo llenos de ilusión durante los próximos días.

Ocho años sirven de aval suficiente para afirmar que la Escuela Taurina de la Diputación de Málaga cabalga firme en todos, y con todos, los proyectos que se marca como objetivo. ¡¡Suerte y al toro!!

CUADRO DE  HONOR CERTAMEN ESCUELAS TAURINAS

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