Domingo Dominguin, D. Livinio Stuyck y Ernest Hemingway
Si Don Livinio levantara la cabeza...
Artículo de Domingo Delgado de la Cámara, publicado en http://www.detorosenlibertad.com
Ya se conocen los carteles de San Isidro y la Feria del Aniversario de este año 2.011. Han provocado una evidente división de opiniones al respecto: La afición, es decir, los que pagamos los abonos, consideramos que la feria es barata y vulgar. Mientras que los portales de Internet y las revistas profesionales califican la feria como de gran interés. La mejor de Taurodelta, han dicho en un portal. Y una revista especializada en la pedantería culterana y el halago constante, ha titulado en portada: Un gran San Isidro. Pues no señor. La feria es barata y mediocre como ahora mismo voy a demostrar.
1.- Las ganaderías. En una feria que dura un mes, deberían estar presentes todas las ganaderías toristas, con independencia del momento en que se encuentren. Así se daría variedad de encastes al serial. Además, siempre es mejor ver una mala corrida de Miura o Dolores Aguirre, que ver tanta ganadería que no puede ni con el rabo. Por otro lado, un cartel vulgar se tapa bien con una ganadería legendaria, mientras que ese mismo cartel con una ganadería del montón resulta inaguantable. Pues bien, del palo torista faltan las ganaderías de Miura, Dolores Aguirre, La Quinta, Victorino y Adolfo Martín. La ausencia de las dos últimas se va a sentir mucho, teniendo en cuenta su gran cartel en Madrid…
Pero aquí no acaban las ausencias, de la rama Domecq se echan en falta Fuente Ymbro, El Pilar y Torrealta. Faltan muchas ganaderías. “Si les pides dinero no vas”, me ha dicho uno de los ganaderos ausentes, gran amigo mío. Lo dicho, una feria barata para llevárselo calentito. Y punto.
2.- Las figuras. Sobre la ausencia de Enrique Ponce no tengo nada que reprochar a la empresa. Hace tiempo que no quiere venir a Madrid, en lo que, naturalemente, hace muy mal. Desde que en esa casa manda “el suegrísimo”, Ponce no viene a Madrid y, salvo en Bilbao, viene toreando la corrida más impresentable de cada feria. Triste manera de ensuciar a última hora una de las hojas de servicios más limpias de la historia del toreo. Él sabrá…
Por su parte, Morante y El Juli torean una vez nada más en San Isidro, no nos engañemos: la otra corrida en la que se anuncian es la Beneficencia, que paga la Comunidad de Madrid. Ambos diestros deberían torear al menos otra tarde en San Isidro, pero eso es muy caro y la empresa parece optar por el ahorro. Anuncia una tarde a Morante y a El Juli para que nadie critique la ausencia, pero solo una tarde, pues anunciarlos más descabala el presupuesto.
Las figuras que vienen tres tardes son la de caché bajo. A pesar de sus méritos, todos sabemos que El Cid, Talavante, Luque no son toreros caros. Castella, Manzanares y Perera son de caché algo mas alto, pero no mucho más. A los caros, Morante y El Juli, como digo, los han contratado solamente una tarde, que nadie lo olvide. El día que coinciden es la Beneficencia, y ese día, repito, es la Comunidad la que paga la juerga.
Por todo lo expuesto, cinco carteles apetecibles no pueden tapar otras veintitantas insufribles corridas de toros. El conjunto de San Isidro y el Aniversario es un engrudo indigerible. Las novilladas y los rejones están bien pero, señores, eso es el chocolate del loro.
3.- El pelotón de los torpes. Lo que hace de San Isidro una feria insoportable es la inclusión de todos los toreros de segunda fila en dos tardes. Aquí está la madre del cordero. Hay una docena de carteles que apestan. No estamos hablando de toreros a los que se les ha ido un toro claro, o el año pasado no estuvieron bien. Estamos hablando de toreros a los que ya se les han escapado una docena de toros de triunfo y llevan fracasando seis o siete San Isidros. Hasta más en algún caso. Y los siguen poniendo. Y dos tardes. El aficionado está harto ya del cambio de cromos y de los malos toreros con padrino o apoderado influyente.
En este sentido los primeros carteles de San Isidro y los últimos, los del Aniversario, son vomitivos.
Actualmente tenemos la segunda fila más mediocre, vulgar y anodina de la historia. En los años sesenta estaban en segunda fila Antonio Bienvenida, Antoñete, Curro Romero, Joaquín Bernadó y Andrés Vázquez mientras que en primera fila militaban Antonio Ordóñez, El Cordobés, Paco Camino, El Viti y Diego Puerta. Un Morante o un Juli están a la altura de un Camino o un Viti… Pero un Tejela o un Ferrera no le llegan a Andrés Vázquez ni a la suela del zapato.
Se echa de menos, por otro lado, especialistas en corrida dura. Toreros que sean capaces de triunfar con contundencia con los toros más correosos. Y así, tampoco se puede comparar a Rafaelillo con Ruiz Miguel o los Campuzano, heroicos diestros que no han tenido sucesores. Por todo ello urge mandar a casa a la actual segunda fila. Volver a anunciarlos encrespa al aficionado y desluce el conjunto de la feria. ¿Y cómo se rellenan los huecos? Pues dando oportunidades a los más nuevos y a los menos vistos. Por lo menos tienen el aliciente de la novedad y el beneficio de la duda. Lo que no es de recibo es anunciar a gente mil veces vista, que ya ha demostrado otras mil veces lo poco que vale.
3.- El Aniversario. En los últimos años el modus operandi de la empresa era más o menos el siguiente: todos los carteles malos en el abono obligatorio de San Isidro y los buenos en el abono optativo del Aniversario. Los abonados criticábamos la jugada, pues en realidad era un chantaje. Pues bien, este año lo han hecho al revés. Todo lo bueno está en el abono obligatorio de San Isidro y la purrela en el aniversario. Detalle que agradecemos a la empresa. Detalle de buena voluntad con vistas a que les vuelvan a dar la plaza obviamente. Sea como fuere, es un buen detalle, que vuelvo a agradecer. Lo que va a suceder es que muchos abonados no van a sacar las entradas del Aniversario y se va a ver mucho cemento en el tendido.
Y esto tampoco es la solución. Lo que habría que hacer en el próximo pliego es dejarse de aniversarios y de inventos. Y volver al San Isidro de toda la vida con una veintena de carteles de lujo, con todas las figuras tres tardes y todas las ganaderías interesantes. Y a los de segunda fila que los pongan los domingos. Y las oportunidades que se den los domingos de verano, que para eso estaban. Y las novilladas que vuelvan a los viernes, aunque se enfade Molés que, aunque parezca increíble, actualmente es uno de los que mandan en el toreo. ¿No es cierto?
Cuando hace sesenta años Don Livinio Stuyck creó la feria de San Isidro, lo hizo con la idea de concentrar a la flor y nata de la torería en un encuentro estelar, el más lujoso de la temporada. Sin embargo, actualmente San Isidro es la feria de los peores carteles, llenos de mediocridades y vulgaridades.
Si Don Livinio levantara la cabeza…
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