“Con solemnidad y no sin cierto pesar, renuncio con el estado televidente español de testigo a mi status de progre, sospechado de rojo y libre pensador. Renuncio a la progresía porque quiero corridas en Cataluña, quiero correrme en una Fiesta de arte y muerte, verte correrte de buena suerte, y es más, quiero que vuelva José Tomás en Barcelona de nuevo y no me muevo de mi respeto a las tradiciones y que los papelones los haga mi compatriota que juntó cuarenta firmas por la derrota de esta fiesta que pintaron Goya y Picasso y por si acaso no quedó claro, le aclaró mi buen Andreu, que hago bulto por la libertad de culto y si prohibir es progresía y el progre es rabioso anti rojo, mi antojo es renunciar al progresismo ahora mismo."
Calamaro, continuó: "Libertad de expresión no siempre es expresión de libertad. Pero me muevo con cierta comodidad en lo que es la incorrección política, y me parece que estoy en el lugar indicado para desarrollar mi instinto aunque prefiero evitar los comentarios de los lectores en los foros porque la verdad es que son xenófobos e intolerantes al cubo".
Buenafuente le inquirió después por el tema del sufrimiento animal, argumento de los prohibicionistas. Calamaro se despachó con soltura: "La próxima vez que vayamos a comer carne, digamos que nos garanticen que este solomillo ha muerto de viejo, o de risa. ¿Murió de risa este solomillo?"
1 comentario:
No, señor. Se murió de asco. De asco y de pena.
Grande Calamaro. :)
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