IL DE MOCITO FELIZ

Il de Mocito Feliz en el palco

DESDE EL CONVENTO (Por José Daniel Rojo)

Hoy se ha vuelto a rebajar el nivel de la Plaza de Toros de La Malagueta, asunto que no debería sorprendernos, pero que sí hace que cada vez sienta más vergüenza de ser aficionado taurino malagueño. La Maza ya sabemos que se contenta con poco pero no deberían aceptar bajo ningún concepto ciertas cosas, como por ejemplo la corrida que ha presentado Juan Pedro Domecq y que aprobó el Presidente D. Il de Mocito Feliz. Una decisión, la del Presidente, que deja de manifiesto que, con casi total seguridad, sea el peor presidente que haya tenido la Malagueta. Peor incluso que Ana María Romero. Por si fuera poco, D. Il de Mocito Feliz ha regalado una oreja a Ponce y podríamos decir que la segunda de Manzanares. Pero vayamos por partes y pongamos La Monja en su sitio, perdón, las cosas en su sitio.

Enrique Ponce estuvo en Ponce, es decir, en trilero, engañando al personal. He llegado a la conclusión de que la gente lo que quiere ver es un toro haciendo el recorrido circular en torno al torero. Les da igual si la calidad del muletazo es mejor o peor. La cuestión es ver pegar pases y si son seguidos, pues mejor. Esa es la única explicación que encuentro a la euforia que la maza siente cuando torea Ponce. En el segundo de su lote se encontró con el regalo de Il de Mocito Feliz, pues no había una petición clamorosa pero el presidente quiso alegrar a los asistentes. ¡¡Manda huevos!! Como diría el político.

Morante vino a llevárselo calentito y a reírse, una vez más, de los malagueños. Me tocó al lado un sevillano morantista que se exaltó cuando dije que las verónicas de recibo a su primer toro fueron con el paso atrás. Me recriminó que así es el toreo actual, porque todos los toreros lo hacen. No le falta razón a esta viuda morantista, pero el toreo de toda la vida de Dios ha sido con la pata “palante”. Diga la monja lo que diga.

Y Manzanares me encantó en su primer toro, un animal peligroso, tobillero, con el que de Alicante estuvo toreando de verdad, con la panza de la muleta y colocándose siempre bien. En su segundo toro sin embargo quiso aliviarse un poquito más. Seguramente tras ver a Ponce, pensaría que aliviándose le iban a jalear igualmente. No obstante fue una faena llena de muletazos, algunos muy buenos, con hondura y temple. Aún así creo que Il de Mocito Feliz se le fue la mano concediendo las dos orejas. (Se le va la mano en tantas cosas, taurinamente hablando).

Y en lo que respecta a la Monja debo decirles que ya hemos tenido noticias, aunque continuamos sin verla. Nos han comentado que, entre misa y whisky, se dedica a pasear
perros por la Alameda y así de paso echa un vistazo a los gatos para que cuando vengan los veedores de Puche no se los lleven para los corrales.
Hoy ví a Fernando Puche, al finalizar la corrida, comprando una biznaga malagueña a la entrada de un restaurante. ¿Eres tú, Madre Monja, la agraciada? Si por una bendita casualidad, consigues leernos, manifiéstate.

VIDEO DE LA CORRIDA