Foto: ABC de Sevilla.
Por Francisco Picornell
Plaza de Toros de Sevilla 9 de Abril del 2010
Novillada de Feria
Seis toros de Juan Antonio Ruiz, “Espartaco” que dieron buen juego, sobre todo los lidiados en 2º; 3º y 4º lugar. Sospechosos de pitones.
Luis Miguel Casares: Silencio. Silencio.
Cristian Escribano.- Vuelta. Silencio tras dos Avisos.
Esaú Fernández.- Silencio. Silencio.
No quiero ser reiterativo ni prolijo; lo he dicho en escritos anteriores, la novillería andante está mediatizada por lo que les “enseñan” en las escuelas taurinas. Los preparan para cortar orejas no para torear. Les enseñan a “vender la moto” sin exponer un alamar, los trucos antes que a torear. Los novilleros están adocenados y tienen por dogma de fé todos los defectos del llamado maestro Ponce, arquetipo del ratonerismo taurino. Los chavales se fijan en qué se coloca al hilo del pitón, que mete pico muletero y, en su ignorancia, piensan –algunos no todos- esto es lo que tengo que hacer para llegar a ser figura y.¡¡a descruzarse sin miramiento ni temor de Dios…”. Me pregunto ¿les enseñaran también la bella suerte del indulto? ¿A calentar al público para que lo pida? Todo se andará, con paciencia.
Esto se vió ayer en la novillada de Espartaco, que era para que los tres novilleros hubieran salido por la Puerta del Príncipe, no corriendo, sino a hombros. Por el contrario, los seis novillotes se fueron al desolladero con sus apéndices auriculares puestos.
Si estos tres novilleros fueron incapaces de triunfar con semejante material, es mejor que se vayan a su casa.
Luis Miguel Casares, que decían estaba bastante placeado, hizo pública ostentación de su manifiesta ignorancia y palmaria ineptitud.
Era el primero de la tarde un novillo falto de fuerzas, sospechoso de pitones, al que toreó para las afueras, demostrando que desconoce el temple, lo que ocasionaba que el novillo cabeceara queriendo coger la muleta. Estuvo a merced del novillo. Estocada perpendicular, desprendida y trasera. Silencio.
Donde no tiene perdón es en el cuarto. Para mí el mejor novillo de la tarde. Sencillamente se lo dejó ir, precisamente por no saber templarlo, por desconocer de forma palmaria que es esto de torear, por meter el pico de la muleta sin cortapisa. El respetable se dio cuenta y durante una fase de la faena se lo recriminó con pitos. Estocada caída. Silencio.
Cristian Escribano, toreó, en segundo lugar un buen novillo al que empezó haciéndole las cosas bien, incluso cruzándose, citándolo de lejos pero metiendo pico. Hasta que en un momento, tomó la muleta con la izquierda, nos mostró que carece de temple y el novillo lo desbordó. Bajonazo. Vuelta al ruedo.
Pesado estuvo en el quinto, un novillo que requería doblarse con él para quitarle el molesto cabeceo. Lejos de hacer tal, se dedicó a darle trapazos por alto, lo que descompuso aún más al animal. Se puso pesado y vulgar, lo que ocasionó que le dieran un aviso antes de entrar a matar y otro después de propinarle un bajonazo y tres descabellos. Silencio.
Esaú Fernández es el más verde la terna y, para colmo de males, se parece a Jesulín. Era el tercero muy sospechoso de pitones, al que toreó –es un decir- para las afueras, retorcido, sufriendo muchos enganchones de la muleta. Estocada contraria atracándose de toro pero perdiendo la muleta. Silencio.
Basto y empleando mucho pico estuvo en el sexto, sacó algún natural suelto, pero sin mandar en el novillo. Dos pinchazos y media desprendida. Silencio.
Habrá quien diga que no tengo consideración con los novilleros, que no se les puede tratar tan duramente. Lo que no se les puede es engañar y decirles que valen para esto, cuando lo más sensato es aconsejarles que se dediquen a otro menester en la vida. Pero eso hay que decírselo, luego puede ser demasiado tarde y encontrarse sin oficio ni beneficio.
Un saludo.
Por Francisco Picornell
Plaza de Toros de Sevilla 9 de Abril del 2010
Novillada de Feria
Seis toros de Juan Antonio Ruiz, “Espartaco” que dieron buen juego, sobre todo los lidiados en 2º; 3º y 4º lugar. Sospechosos de pitones.
Luis Miguel Casares: Silencio. Silencio.
Cristian Escribano.- Vuelta. Silencio tras dos Avisos.
Esaú Fernández.- Silencio. Silencio.
No quiero ser reiterativo ni prolijo; lo he dicho en escritos anteriores, la novillería andante está mediatizada por lo que les “enseñan” en las escuelas taurinas. Los preparan para cortar orejas no para torear. Les enseñan a “vender la moto” sin exponer un alamar, los trucos antes que a torear. Los novilleros están adocenados y tienen por dogma de fé todos los defectos del llamado maestro Ponce, arquetipo del ratonerismo taurino. Los chavales se fijan en qué se coloca al hilo del pitón, que mete pico muletero y, en su ignorancia, piensan –algunos no todos- esto es lo que tengo que hacer para llegar a ser figura y.¡¡a descruzarse sin miramiento ni temor de Dios…”. Me pregunto ¿les enseñaran también la bella suerte del indulto? ¿A calentar al público para que lo pida? Todo se andará, con paciencia.
Esto se vió ayer en la novillada de Espartaco, que era para que los tres novilleros hubieran salido por la Puerta del Príncipe, no corriendo, sino a hombros. Por el contrario, los seis novillotes se fueron al desolladero con sus apéndices auriculares puestos.
Si estos tres novilleros fueron incapaces de triunfar con semejante material, es mejor que se vayan a su casa.
Luis Miguel Casares, que decían estaba bastante placeado, hizo pública ostentación de su manifiesta ignorancia y palmaria ineptitud.
Era el primero de la tarde un novillo falto de fuerzas, sospechoso de pitones, al que toreó para las afueras, demostrando que desconoce el temple, lo que ocasionaba que el novillo cabeceara queriendo coger la muleta. Estuvo a merced del novillo. Estocada perpendicular, desprendida y trasera. Silencio.
Donde no tiene perdón es en el cuarto. Para mí el mejor novillo de la tarde. Sencillamente se lo dejó ir, precisamente por no saber templarlo, por desconocer de forma palmaria que es esto de torear, por meter el pico de la muleta sin cortapisa. El respetable se dio cuenta y durante una fase de la faena se lo recriminó con pitos. Estocada caída. Silencio.
Cristian Escribano, toreó, en segundo lugar un buen novillo al que empezó haciéndole las cosas bien, incluso cruzándose, citándolo de lejos pero metiendo pico. Hasta que en un momento, tomó la muleta con la izquierda, nos mostró que carece de temple y el novillo lo desbordó. Bajonazo. Vuelta al ruedo.
Pesado estuvo en el quinto, un novillo que requería doblarse con él para quitarle el molesto cabeceo. Lejos de hacer tal, se dedicó a darle trapazos por alto, lo que descompuso aún más al animal. Se puso pesado y vulgar, lo que ocasionó que le dieran un aviso antes de entrar a matar y otro después de propinarle un bajonazo y tres descabellos. Silencio.
Esaú Fernández es el más verde la terna y, para colmo de males, se parece a Jesulín. Era el tercero muy sospechoso de pitones, al que toreó –es un decir- para las afueras, retorcido, sufriendo muchos enganchones de la muleta. Estocada contraria atracándose de toro pero perdiendo la muleta. Silencio.
Basto y empleando mucho pico estuvo en el sexto, sacó algún natural suelto, pero sin mandar en el novillo. Dos pinchazos y media desprendida. Silencio.
Habrá quien diga que no tengo consideración con los novilleros, que no se les puede tratar tan duramente. Lo que no se les puede es engañar y decirles que valen para esto, cuando lo más sensato es aconsejarles que se dediquen a otro menester en la vida. Pero eso hay que decírselo, luego puede ser demasiado tarde y encontrarse sin oficio ni beneficio.
Un saludo.
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