jueves, 13 de agosto de 2009

No olviden su nombre...LÓPEZ SIMÓN



Por José Daniel Rojo

Ayer por primera vez en lo que llevamos de Certamen ví a un chaval con ganas de ser torero. López Simón se llama y nos llegó desde Madrid. Estaba ya harto de tanta chabacanería barata y por fín apareció la luz al fondo del túnel. Este chavea despertó expectación en la plaza prácticamente desde que se dirigía a pedir permiso a la presidencia para iniciar la faena de muleta, andando muy lento y realizándolo todo con mucha parsimonia. Luego se fue para los medios con paso firme y centrado, muy centrado, y en ese paseíllo desde los adentros hacia los medios la gente ya empezó a sacarle parecido a Talavante, y la verdad es que físicamente y en determinados gestos se parece una barbaridad, pero ya quisiera Talavante torear como toreó ayer López Simón en La Malagueta.

Con multitud de defectos, entendibles pues hablamos de principiantes, el joven novillero hilvanó una faena muy cuajada y sobre todo, con mucha torería. Lo he visto diferente al resto de chavales que empiezan, y eso ya es un verdadero logro, cuando todos quieren torear igual a todos los toros y plantear las mismas faenas. Sin duda es un novillero que apetece seguir viéndolo, pues si le ocurre lo mismo que a los vinos, que mejore con el tiempo, que sería lo normal, podríamos estar hablando de un pedazo de torero. Pero tiempo al tiempo.

Otro chaval que no estuvo mal fue Gerardo Adame, aunque bajo mi punto de vista, mucho valor, pero en cuanto a su toreo, un tanto vulgar.

El malagueño Luis Rivera ni si ni no. Estuvo y no estuvo, y lo peor de todo es que no terminó de entender al novillo. Por último trató de buscar la oreja fácil con toreo de cercanías y pases por los aires. Y eso, como ustedes bien comprenderán no es torear. Aún así, sin estar bien, estuvo mejor que Adolfo Ramos, aunque pensándolo bien, tampoco era tan difícil eso.

Lo que si que no me gustaría dejar pasar es la dignísima actuación en el palco de Doña María Antonia Delgado que para ser la primera vez que preside, ha dado una lección magistral a muchos presidentes pero sobre todo a Ana María Romero. Ha demostrado que se puede aguantar en el palco negando orejas no merecidas y ha dejado patente también que cuando hay que premiar una labor innegable como la del madrileño López Simón hay que sacar los dos pañuelos del tirón, sin ninguna duda. Mi más sincera enhorabuena a la Sra. Delgado.

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