sábado, 8 de agosto de 2009

¿En qué quedamos?

estocada

Estocada de premio de Mari Paz Vega

Artículo 59. c, del Reglamento Taurino de Andalucía: La segunda oreja de una misma res y, excepcionalmente, la concesión del rabo de ésta, quedará al criterio del Presidente o Presidenta del espectáculo, que deberá tener en cuenta, a tal fin, la petición mayoritaria del público de igual forma que en el subapartado anterior, las condiciones de la res, la buena dirección de la lidia en todos sus tercios, la faena realizada tanto con el capote como con la muleta y, fundamentalmente, la estocada.

Me he desayunado con las diferentes crónicas de la corrida de ayer en el Puerto de Santa María en la que, lamentablemente, fue cogido el diestro Morante de la Puebla que llevaba una temporada pletórica de arte y valor y que, si no ocurre un milagro, nos va a privar a los aficionados de poder contemplar a este torerazo en la Malagueta.

Lo que me ha sorprendido, y a la vez indignado, es la forma con que se ha arremetido contra la presidenta del festejo, la señora Alonso, por no conceder la segunda oreja a Morante por su faena ante el sobrero de Mari Carmen Camacho que lo hirió antes de entrar a matar, llegándose a calificarla en uno de esos medios de “burócrata kafkiana ajena al genero humano”.

¡Qué enorme pecado, qué bajeza que la aparta del genero humano! ha cometido la presidenta por no conceder la segunda oreja a Morante, cogido ¡¡antes de entrar a matar!! ¿En qué quedamos? Acaso no debemos defender la suerte suprema como elemento esencial de la tauromaquia, de nuestra fiesta, en la que la lidia es una e indivisible y desde el primer capotazo hasta el descabello todas las suertes tienden a un solo fin: matar al toro. Que injusto denigrar a esta presidenta por cumplir el Reglamento: ¿cómo podía conceder la segunda oreja si Morante no había entrado a matar? ¿Por qué sí a Morante y no a otros? Los “ismos” (tomismo, morantismo…), nublan la visión de la realidad y la ecuanimidad a muchos, incluso a buenos e independientes críticos.

Qué paradoja que desde esos mismos medios de comunicación se arremeta, con toda razón, contra “Don Bull” y su peligroso invento esperpéntico de la corrida incruenta, y hoy se vaya a degüello contra la señora Alonso por cumplir el Reglamento y preservar la denominada desde antaño suerte suprema y también hora de la verdad, valorada desde siempre con mayor peso específico en la realización de la faena. Bien es cierto que hoy ha perdido valor, ya da igual la forma en que se ejecute la suerte y como quede colocada la espada con tal de que el toro caiga con prontitud. Hoy sólo se valora la faena de muleta. Pero eso no quita para que los aficionados reivindiquemos la gran estocada como el punto culmen de toda faena. Y si no se entra a matar ¡no se puede otorgar la segunda oreja! que, además, reglamentariamente es potestativa de la presidencia y en base a la estocada.

La cornada, sino de los toreros, y aunque parezca cruel decirlo, su presencia debe revolotear por la plaza para que la emoción permanezca removiéndose inquieta en los tendidos, y siempre hay que darle la importancia debida y la oreja concedida a Morante lo reconocía así como, según cuentan crónicas y se observa en vídeos, a la faena realizada por el de la Puebla hasta el fatídico traspiés propio que le dejó a merced del burel.

Oigo con mucha frecuencia en muchas tertulias, coloquios y conferencias que el mejor Reglamento es el que se cumple, y se lleva toda la razón en ello. Pues ayer la señora Alonso, por eso, por cumplir el Reglamento se ha hecho merecedora de las iras y del vilipendio de tirios y troyanos. Que la cogida, dado el hipócrita sentimentalismo postmoderno que nos inunda, hay que premiarla, pues que se haga y se modifiquen las normativas taurinas para que la cogida sea merecedora de trofeo, aunque una buena faena no se culmine con la espada. Pero, eso sí, el “mérito de la cogida” para todos por igual. Total una degeneración más de la tauromaquia, a quién le va a importar.

Para la señora Alonso, a la que no tengo el gusto de conocer, vaya mi felicitación y reconocimiento.

1 comentario:

Pacopi dijo...

Jefe Pastor: Aun sintiendolo mucho, debo afirmar que estoy totalmente de acuerdo con usted.Esas protestas por no dar la oreja creo que no corresponde sino a viudas de morante.
Un saludo