El péndulo de Castella, ha sido muy jaleado por el entendido público de la Malagueta
Otra corrida más en la que no se ha visto el toro en el albero de la Malagueta. Hoy han salido por los chiqueros sacos de piensos compuestos, felinos obesos, sin cara, mansos, sin fuerzas, y noblones sobre todo primero y tercero. El quinto con algo de casta fue el más potable. Suspenso al ganadero Capea, a la empresa, a la autoridad y al público del Mundo Feliz que se lo traga todo sin rechistar, y que ovaciona el adorno y la superficialidad. Tampoco ha sido tarde de toreo. El francés de la voz atiplada ha propinado un concierto descomunal de pico, mantazos, toreo con mando a distancia y adornos (muy jaleados por la “maza” del Mundo Feliz que puebla los tendidos), y de desastre sin paliativos en el cuarto. Sólo algunos detallitos de Cayetano en el tercero que a pesar de su volumen tuvo clase en la muleta, pero el diestro anduvo más preocupado en componer la figura que en torear. Alguien dijo en el tendido que toreaba mejor que su hermano; sí pero hoy poco más. Manzanares en el quinto, con más composición estética que toreo del bueno, debió hacer mucho más con ese toro que fue el mejor de la tarde. El público de Mundo Feliz le pidió con fuerza, y le fue otorgada, una oreja de plaza de talanqueras. El toreo fundamental, a la verónica y al natural, sigue desaparecido. Hoy, como ayer, ¡pummm…petardo! para la empresa, con su socio mayoritario, Fernando Puche a la cabeza.
Mañana reaparece Morante, con una corrida de Juan Pedro Domecq que sustituye a la rechazada de Pepito Arroyo, que dicen viene bien presentada. Yo como Santo Tomás…¡Que Dios nos asista!
Pepe Pastor
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