miércoles, 19 de agosto de 2009

Don Ildefonso: ¿y ahora qué?

Desastre Aparicio ante el “artista” de Juan Pedro derrumbado por la invalidez y la mansedumbre

Después de la corrida de hoy, poco ánimo me queda siquiera para dar un apunte de lo que se ha visto esta tarde en la Malagueta, que quedará para la crónica correspondiente. Quiero y debo decirle a don Ildelfonso Dell’Olmo que me ha defraudado profundamente. Tras sus primeros días en el palco parecía que era posible encauzar la debacle de la Fiesta en nuestra ciudad y para ello ha contado con el apoyo de muchas personas, entre ellas antiguos presidentes que le han prestado toda la ayuda necesaria, delegados gubernativos, veterinarios, y también por aficionados entre los que me encuentro que hemos creído en que un buen aficionado como usted con la ayuda de todos podía cambiar el sino de esta plaza. Por ello, después de lo visto en el ruedo del coso del Paseo de Reding no cabe más que sentirse decepcionado y desengañado. Usted, y bien lo sabe, era para muchos la esperanza que la afición de Málaga tenía para que su plaza fuera conducida por el camino de la dignidad, el respeto, y la categoría de un coso que andaba por lo suelos. Hoy con la corrida que usted ha aprobado ha dado al traste con tales esperanzas. ¿Me puede explicar como eran los toros de la corrida de Joselito que usted rechazó? ¿Acaso cucarachas?, porque no puedo entender la colección de raspas, eso sí algunos dirán que “en tipo” y “en puntas” (dudoso lo último, salvo el sexto ejemplar), de Juan Pedro que han saltado al ruedo. Por supuesto que usted no es responsable de la condición de dichas reses que han sido un compendio de mansedumbre, de falta de fuerzas y de casta, pues de ello es responsable el ganadero más nefasto de los últimos cincuenta años de la historia de la tauromaquia y la empresa que es quien ha comprado la corrida por exigencia de los toreros participantes, pues si no no puede entenderse que se compre ganado sabido es abocado al fracaso. Una vez más esta nefasta empresa, encabezada por don Fernando Puche, nos ha tomado el pelo a los que pasamos por taquilla. Para ella no cabe ya la más mínima consideración. Empresa de billete pequeño para comprar TOROS y a la que no consideran en el mundillo taurino porque ella no se hace respetar.

Antes de comenzar el festejo usted ha comentado que la corrida era para Madrid. ¿Estaba usted en su sano juicio cuando dijo semejante insensatez? ¿Estaba bromeando?, o acaso les estaba tomando el pelo a las personas que le escuchaban. Ayer le felicité por su valentía al rechazar la corrida del Tajo y La Reina pero también le dije que no echara el paso atrás. Sin embargo, hoy usted ha reculado de forma todavía incomprensible para mí después de haber dado el paso que dio. Ha traído el orden en el callejón, cosa también que era necesaria, pero no ha conseguido imponer su condición de aficionado en los corrales. Puede que hoy haya prevalecido su esencia política. Una verdadera lástima. Hoy me ha vuelto a demostrar que para subirse a un palco de una plaza de primera categoría es condición necesaria la de ser un gran aficionado, pero no única ya que esa cualidad debe ir unida a otras que distinguen a una persona por su forma de obrar: el carácter. Y usted hoy ha demostrado no tenerlo para lograr la autoridad necesaria que se debe poseer para poder ejercer la difícil encomienda de ser presidente de la Malagueta. Pero usted es presidente porque lo ha querido, nadie le ha obligado, y por ello hoy más que nunca es usted esclavo de su palabras, que en otra ocasión habrá que recordárselas si fuera preciso.

Además esta tarde ha demostrado no respetarme ni respetar a los que sostenemos la fiesta en Málaga pasando por taquilla al no devolver al lesionado cuarto; pero es que además ha sido poco inteligente. Mire, ese toro estaba lesionado de salida y en el tercio de varas quedó patente, pero como no se cayó usted no lo devolvió. ¿Es que acaso la caída de un animal inválido es el motivo determinante para devolverlo? ¿En qué reglamento se dice? Y a ello se sumó su mansedumbre que, y es lo cierto, era lo que más protestaba el docto público que por desgracia puebla los tendidos. Y todo se sumó, la invalidez y la condición protestada, y usted por arriesgarse aguantando al burel en el ruedo, sufrió una bronca, esta vez sí de primera, y con televisión por medio para mayor publicidad del despropósito. ¿A quién estaba usted defendiendo? Desde luego a la afición no. En estos casos el beneficiado final siempre es la empresa.

Deseo que usted sepa que lo que escribo lo hago con amargor, desilusión y casi tirando la toalla por la defensa de esta Fiesta que creí que era la mía, la nuestra, la que nos transmitieron nuestros antecesores. No le voy a pedir la dimisión, usted sabrá lo que debe hacer para mantener su dignidad y prestigio como aficionado, pues como persona siempre tendrá mi mayor reconocimiento. No le quepa la menor duda que le tengo aprecio. Espero que en lo que queda de Feria sea capaz de reconducir su labor como presidente de la Malagueta. Lo veo difícil, pero se lo deseo sinceramente.

Pepe Pastor

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