sábado, 11 de abril de 2009

CRONICA DE UN BODRIO ANUNCIADO

La corrida de hoy ha sido la crónica de un bodrio anunciado. Salvando y, por no mucho, a Castella, con los toreros y la ganadería que se anunciaban lo lógico es que ocurriera lo que ha sucedido. Toros descastados, flojos, alguno muy justito de presentación y varios con más que sospechas de pitones. Otro saldo ganadero con el que nos ha obsequiado la empresa. Lamento decirlo, pero Idelfonso Dell'Olmo no ha sabido aguantar la presión y ha acabado cediendo ante las protestas y exigencias de un público pedigüeño y de tábula rasa en conocimientos taurinos, propiciando una inmerecida salida a hombros de Sebastían Castella. Quiso compensar la no concesión del primer trofeo a Castella, en lo que, y será discutible, creo estuvo acertado. Pero ese fue su craso error, no mantener el criterio en el palco. Aunque ha suspendido el primer parcial, todavía puede sacar sobresaliente al final de la feria de agosto. Eso espero.

LA CORRIDA “PAYASSIANA”

Por Pacopi

Málaga 11 de Abril de 2009

Lleno de no hay billetes.

Cinco toros de Albarreal y uno, el 4º, de Concha y Sierra. Justitos de presentación

El Cordobés: silencio en ambos

Patxi Rivera, el Medallista, Duque cesante, silencio y Silencio.

Sebastian Castella. Saludos desde el tercio y dos orejas.

Debutaba en el Palco Ildefonso Dell’Olmo, que le regaló la segunda Oreja a Castella y, por ende, la salida a hombros.


La corrida empezó diez minutos tarde porque los espadas no estaban en la plaza. Imagino que el debutante presidente los habrá propuesto para sanción por incumplimiento del artículo 50 del Reglamento Taurino de Andalucía, que se expresa en el sentido de que los espadas deben estar en la plaza quince minutos antes de la hora señalada para el comienzo del espectáculo. No lo cumplieron porque entre las “tonterías” programadas figuraba que acudieran al coso en unos coches antiguos, pero esto no empece para que se deba cumplir el Reglamento.


Y cada uno de los diestros apareció vestido según su leal saber y entender, pues lo del traje “picassiano” es un invento de cuatro gilipuertas que no saben ni donde tienen la cara, pero si la cartera el prójimo.


Así, apareció el Cordobés con un atuendo medio de traje de luces, medio de goyesco. El gabacho de voz atiplada, o sea Castella, a su traje de grajo le añadió unas bandas con rombos de color rosa, rojo y azul que dio en decir eran de inspiración del arlequín. Patxi, el Medallista de las Bellas Artes, vestía de goyesco y, al parecer con las prisas, se debió dejar en el hotel la montera y el capote de paseo, pues hizo este con un capote de brega sin liar y sin montera. Debió buscar por lo menos una boina, pero tal vez este tocado no fuera muy acorde con su condición de medallista.


El Cordobés, al que abrió plaza, un torito flojo y justito de fuerzas, lo recibió con unos mantazos con el capote, para seguir con unos derechazos con la muleta metiendo pico sin temor de Dios ni de sus Santos, empleando para el menester una muleta más grande que las velas del Juan Sebastián Elcano y otros toreando al hilo del pitón, para concluir con una estocada buena. Silencio.

Recibió al cuarto, con unas verónicas con el paso atrás. Con la muleta hacía lo propio, es decir, daba un saltito para detrás cuando el toro llegaba a su jurisdicción. El toro se iba para las tablas cantando su mansedumbre y el Cordobés aprovechaba el viaje para darle algún que otro mantazo que quedaba muy propio para el público ignorante. Pinchazo y estocada desprendida. Silencio.


Patxi Rivera en el que hacía segundo lo banderilleó como hacen los tiradores de dardos cuando compiten. El tercer par era al violín que resulta más fácil. Con la muleta estuvo como es el: vulgar y le costó un triunfo cuadrar a la res para poder matarla ya que estaba sin torear. Estocada desprendida echándose fuera. Silencio, aunque le pidieron la oreja cuatro amigos que luego ni le aplaudieron.

En el quinto, más de lo mismo, porque de donde no hay no se puede sacar y el que no sabe es como el que no ve, y Salamanca non da lo que natura non presta. Anduvo el medallista aperreadísimo en banderillas pues el toro le ganaba siempre la partida. Con la muleta toreaba de abajo arriba, daba mantazos y yo no veía arte por ningún lado, salvo por la medalla que le regalaron. Bajonazo pescuecero. Silencio.


Cerraba la terna el gabacho Castella, el de la voz atiplada, azote del prelado de vida disoluta amigo de Tomás. En el tercero de la tarde, un gatito que se tapaba por los pitones y que el derecho se abrió como si fuera una brocha nada más acudir al caballo, brindado al público, dio derechazos con el pico de la muleta despidiendo al toro hacia fuera y colocándose al hilo del pitón. Le siguieron varias tandas de mantazos ora con la derecha ora con la siniestra, para recurrir al “arrimón” que no es sino arrimarse a la oreja. Estocada trasera y tendida. Se le pidió la oreja que el presidente debutante no concedió, con buen criterio.

En el que cerraba plaza, un torito chico, lo recibe con verónicas a pies juntos. Inicia la faena con estatuarios a pies juntos y luego tandas de derechazos metiendo pico muleteril, en los que sale trompicando los engaños. Con la izquierda termina el pase arriba. Estocada alargando el brazo. El usía debutante le regala dos orejas y, por tanto, la salida a hombros. Mal empezamos don Ildefonso, en fin, allá usted.


Un saludo



1 comentario:

malagueto1 dijo...

Por la boca muere el pez, D. Ildefonso.
Sus deseos de darle categoría a la Malagueta duraron sólo tres toros.
En el tercero aguantó ud muy bien y los Malaguitas se enfadaron. ¡¡ Que aprendan !!Calificación:excelente.
Lastima que en el último claudicara y diera dos orejas de tómbola, de placita de tercera o de la Malagueta de los años anteriores.
Calificación: pésimo.
Así no vamos a ninguna parte, mejor que se hubiera quedado de presidente de becerrista, que por lo menos sacaba notable.
Tiempo tiene de mejorar y catedráticos del tema, los tiene dispuestos a ayudarle. Tome nota de los que se han ofrecido a enseñarle y marque una nueva época en la Malagueta.

Saludos