miércoles, 18 de marzo de 2009

LOS "PICASSIANOS" Y EL DISCIPULO DE JOSELITO EN VALENCIA



ZABALA DE LA SERNA EN ABC

"En un día como hoy, cincuentenario de la alternativa de Curro, alma de Romero, leyenda viva, sendero de verónicas desde Camas a Sevilla, lances de un capotillo eterno, cuna de Madrid mecido, la lentitud de las horas, marea baja de El Puerto, reflejos de Curro Puya, el gitano nunca muerto, que vive enterrado en El Ruedo, callado templo de recuerdos, de páginas sepia y oro, las Mil y Una Noches de sueños, marcado cada capítulo con ramitas de espliego, los seis toros de Cubero, y un toro de Garzón bajo el aguacero, lo que menos motivaría, ni al más penoso escriba del Reino, es escribir de despojos, pañuelos populacheros, pases y metralla, orejas como Medallas, Rivera, El Cordobés y Jiménez, que, por contraste con sus compañeros, parecía Gallito el de Gelves, y también El Espartero, y Chicuelo en sus días buenos, y Pepe Luis bajo un almendro, y aquí se acaba el verso, porque la realidad es cruda y no da ni para ingenio.
Qué pena de corrida de Manolo González. En otras manos... Y qué triste ver a una plaza de primera como Valencia, rozando, por mal gusto y ausencia de criterio, la tercera división y talanqueras.
Manuel Díaz se ha propuesto la Medalla de Rivera, y ayer sumó méritos sobrados para obtenerla. Precioso fue el toro que abrió plaza, bajo, fino de cabos, un tacazo en serio. Y noble y franco hasta decir basta. Las rebanadas con el capote, los derechazos sin adjetivos, antes de partir a currarse la solanera, los ojos clavados en el tendido y la rana croando. Inenarrable el delirio. Debió de resbalar la espada en una banderilla o El Cordobés midió tan mal que se fue al suelo de bruces. Agarró la estocada en el segundo envite, sin contar éste, fallido. Hubo calma chicha.
Se desplazó humillado el largo, vareado y anovillado cuarto -tercero y quinto también carecían de remate y presencia- desde capotes. Se lo llevó Manolo Díaz -redondo sorteo- para molerlo en derechazos trapaceros, barullo de cabezazos al aire a diestro y siniestro del diestro (sic), lío de desplantes y más desplantes encimistas; el toro absorto, alucinado, encogido. Valencia aplaudía a rabiar un desarme polvoriento. Los temores se confirmaron con la oreja más guarra que uno recuerde. Ya se abrió la espita.
Rivera vio también claro que había que trabajarse el sol, y allí marchó pronto tras parar al quinto con dos largas cambiadas y enardecer con las banderillas, que estaba el hombre dispuesto a demostrar el porqué de sus oros. También le dio por mirar al tendido, entre reolinas, vueltas y revueltas. El fulminante bajonazo le entregó otro trofeo, ¡incluso se pidió el segundo! La verdad es que fue mejor toro el suyo y mugidor anterior. Descolgó por el pitón derecho mucho, y a la derecha del pitón, fuera de cacho y con la muleta en uve, trazó Rivera pases arqueados, lo que en Cultura se debe de entender por hondura, técnica y estética... El volapié superó toda su actuación.
César Jiménez ayer se asemejaba al inhiesto Ciprés de Silos, a un torero elegante y dispuesto. Pero tuvo el peor lote. Los dos toros iguales, con los mismos defectos, de salir con la cara altita de la muleta, siempre con un tranco a menos. Como iba la cosa, y para no caer en agravios, lo natural era que cortase la oreja del sexto. Y así fue."


Rivera Ordóñez habla de Valencia
Cargado por burladero_es

El bello arte de la palabra de Rivera: "Uno viene a Valencia y no es lo mismo salir con una oreja que con tres. Si luego no le gustas a uno y tienes la mala suerte que ese uno es el presidente, esto es así de difícil".

1 comentario:

El Coronel dijo...

Mira tu por donde en lo de la madalla, le has gustado a uno al Ministro y no le has gustado a los demás. Para que veas.
Salud