De burros y toros
Artículo de Alvaro Acevedo, publicado en 6Toros6
En plena recesión e inmersos en una galopante crisis económica (que ya parece que sí, que la hay), dos noticias me han conmovido en los últimos días. En Barcelona, una granja ofrece la posibilidad de apadrinar un ejemplar de burro catalán, por lo visto en vías de extinción. Me quedé estupefacto al leerla, toda vez que de un tiempo a esta parte había visto proliferar el burro catalán pegado en los coches. Ya saben, esa manera de oponerse al toro de Osborne con un tierno burrito símbolo de la paz, de la inocencia y de la catalanidad. Pero resulta que hay más pegatinas que burros y ahora hay que mantenerlos para poder salvarlos. Puede llamar la atención que en Cataluña quieran prohibir la Fiesta mientras se les extingue el burro, pero nada extraño hay en ello. Lo primero da votos, y lo segundo se sustituye con adhesivos, que ni comen, ni cagan.
Yo apadrinaría uno de esos burritos porque es que son preciosos, pero las obras de caridad empiezan por el ser humano y hasta donde uno pueda llegar, que hoy día no es muy lejos porque además Zapatero nos ha animado al consumo para acabar con la crisis. Me recuerda esta cuestión a cuando un antiguo presidente del Gobierno dijo que iba a adelantar la edad de jubilación porque mientras más jubilados, mejor, ya que así bajaría el índice de paro. No había caído en la cuenta el buen hombre que las pensiones (y otras muchas cosas) las pagan los trabajadores con sus impuestos. Y que si en vez de trabajadores, hay pensionistas, pues ni contribución, ni impuestos, ni pensiones, ni nada de nada. Pues esto, lo mismo. El inefable presidente que nos ha tocado padecer no ha caído en la cuenta de que si hay paro, no hay ingresos salvo los hospitalarios, y que si no hay dinero no se puede consumir, porque consumir cuesta dinero. Y los que trabajamos, pues nos pasa como a los burros, que no llegamos a fin de mes porque el pienso está carísimo. ¿Te da cuen, criatura?
En la otra punta de España, el Ayuntamiento sevillano de Dos Hermanas ha retirado la subvención para celebrar la feria taurina local. En la llamada 'cuna del toreo' no hay dinero para los toros. ¿La crisis? Puede, pero además, las presiones de un colectivo animalista local que responde al nombre de Solidaridad Animal Nazarena (SAN). Claro que, si el colectivo que se solidariza con los animales quiere responder al lema de sus siglas, sería mejor que cada uno de sus miembros (y miembras) apadrinaran un burro catalán, que lo tienen más crudo que los toros de lidia. Es cuestión de prioridades, y el burro antes que el toro porque el burro desaparece y el toro prolifera. Resulta que a estos adalides de la justicia animal les pasará lo que a los demás, que no llegan a fin de mes, de manera que quizá lo mejor sería organizar algún acto público en Dos Hermanas para recaudar fondos en pro de los burritos. ¿Quizá un festival taurino benéfico?
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