La corrida de Bogotá del domingo 25 de Enero, había levantado gran expectación, pues el cartel era atractivo y la ganadería era la triunfadora de las otras plazas colombianas, como Cali, Manizales y Armenia.
Sin embargo en los toros dos y dos no son cuatro..La corrida no fue nada pareja, al menos tres toros de escaso trapío; con el respeto por el ganadero creo que no ha debido enviar a la primera plaza de la América del Sur un encierro tipo escalera y con pitones muy cortos en tres de sus ejemplares.
En Bogotá ciudad de mucha altitud siempre es posible que se suelte el chaparrón después de las tres de la tarde, hora cuando empiezan las corridas. Ese día amagó, luego se aclaró, y los toros fueron los que no se prodigaron y nos dejaron viendo un chispero.
El local Pepe Manrique aunque acusa su poco torear, en su primero un manso, parado y sin acometividad, estuvo intentándolo, no se pudo acomodar y terminó todo en silencio. En su segundo, estuvo mejor, mostró dignidad, pero como tampoco era un dechado, su faena no lució, pero la gente agradeció su voluntad.
Morante, torero fino, de excelsas maneras, dibujó dos lances buenos a la verónica y remató con una media preciosa, que muchos aficionados vieron y se quedaron extasiados. En la muleta el toro se paró, era mironcito, Morante mostró voluntad al principio de la faena, dio algun que otro lucido, el toro se fue acabando y el sevillano entró a matar, señalando un pinchazo y una media honda, que bastó. Se silenció su labor, la gente lo esperaba. En su segundo un colorado oscuro, desde que salió y lo probó con el capote no le satisfizo y se negó a llevarlo al caballo, cosa que en Colombia es mal vista y desde allí se echó encima más de la mitad de la plaza, que no gustó de ese detalle. Inició su faena con muchas prevenciones, lo castigó por bajo y la gente le pitaba. Abrevió sin probar el toro por ambos pitones y parte del público se enfureció más. En términos prácticos y reales pienso que el toro era tan malo y tan de poca toreabilidad, que no se podía hacer otra cosa que irse por la tizona, así chillaran unos energúmenos. Una pena pues Bogotá se privó de ver a este fino diestro, que proyecta aquello, de cara o cruz.
El Juli, muy decidido en Bogotá, lo que sale por chiqueros lo torea con tal decisión, que así no sean sus lances o capotazos de la mejor calidad, se le nota lo placeado que está. Lo impactante de esta corrida, fue que no hubo un toro claro, ni bueno. En su primer faena el madrileño, se encunó, arranco muletazos no de calidad, pero sí de enjundia. Mató de un pinchazo y un bajonazo horrible, ejecutado de mala forma: entró cuarteando de lado y al pasar por los pitones da un brinco increíble y se tira encima del morrillo al final. Por eso pienso que la oreja fue inmerecida, pero la gente la pidió y la presidencia por evitar un problema, la concedió. Su segundo fue parecido al de Morante, no tenía un pase. Julián intentó hacer algo, mas el toro era tan perverso, que este Juli de hoy, de quien se dice es un "come toros", se estrelló con un imposible y todo quedó en meras intenciones.
Corrida que nos dejó un mal sabor y el olvido es la mejor conclusión.
Taurino saludo para todos,
2 comentarios:
Gracias Tomas, que bien se entiende todo.
Salud
Hola Coronel, recibe un gran saludo desde Colombia. Me alegro que encuentres claros mis escritos, eso me da combustible para seguir enviandoles datos de cuanto pasa en este lado del Atlantico.
Un saludo,
Tomas Cruz V
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