Bajo este título publica el diario La Opinión de Málaga un artículo de Rafael Ordóñez, del que destaco algunos pasajes:
"Aquí he dejado testimonio, y lo seguiré dejando, de que me gustan los toros a rabiar, de que soy taurino desde antes de hacer la primera comunión y de que amo esta liturgia porque expresa, como ninguna otra manifestación artística, el cómo, el dónde y el por qué, de esta comunidad trimilenaria que aún llamamos España. Pero las megacolas de días pasados, en la Malagueta, para conseguir una entrada para ver a José Tomás en la Feria me han parecido todo un exceso."
"¿Cuántos taurinos había en las colas, cuántos aficionados, cuántos espectadores? Porque ya saben mis lectores, por haberlo repetido hasta la pesadez, que una cosa es un aficionado y otra un espectador. La diferencia salta a la vista y a la inteligencia y no voy a volver al asunto. ¿Cuántos reventas habían en las colas?"
"José Tomás es un torero absolutamente sobrevalorado. Nunca, y lo saben nuestros mayores, ha tenido un torero una brigada mediática detrás como la que tiene ahora Tomás. Comparar los medios de difusión de ahora con los de la época de Manolete o de El Cordobés, es pura broma. Yo he visto a Tomás varias veces, yo he pagado por ver a Tomás y voy a seguir haciéndolo. Es un buen torero y tiene una gran personalidad, pero mejores que Tomás, una docena en los últimos veinte años. A un torero excepcional lo cogen los toros; pero muy de vez en cuando, no todas las tardes. Y si te cogen el noventa por ciento de las tardes, no es porque estés pisando donde nadie pisa, sino porque estás haciendo lo que no debes."
"De todas formas, bienvenido Tomás a Málaga y a los aficionados y espectadores en general que lo disfruten, aunque sea en este coso de la Malagueta que por su historia y por su dignidad de plaza de primera no se merece estar, un año más, sin encalar, sin pintar la herrería, sin pulir sus puertas, sus escaleras, sus balconadas; o sea impresentable."
"Aquí he dejado testimonio, y lo seguiré dejando, de que me gustan los toros a rabiar, de que soy taurino desde antes de hacer la primera comunión y de que amo esta liturgia porque expresa, como ninguna otra manifestación artística, el cómo, el dónde y el por qué, de esta comunidad trimilenaria que aún llamamos España. Pero las megacolas de días pasados, en la Malagueta, para conseguir una entrada para ver a José Tomás en la Feria me han parecido todo un exceso."
"¿Cuántos taurinos había en las colas, cuántos aficionados, cuántos espectadores? Porque ya saben mis lectores, por haberlo repetido hasta la pesadez, que una cosa es un aficionado y otra un espectador. La diferencia salta a la vista y a la inteligencia y no voy a volver al asunto. ¿Cuántos reventas habían en las colas?"
"José Tomás es un torero absolutamente sobrevalorado. Nunca, y lo saben nuestros mayores, ha tenido un torero una brigada mediática detrás como la que tiene ahora Tomás. Comparar los medios de difusión de ahora con los de la época de Manolete o de El Cordobés, es pura broma. Yo he visto a Tomás varias veces, yo he pagado por ver a Tomás y voy a seguir haciéndolo. Es un buen torero y tiene una gran personalidad, pero mejores que Tomás, una docena en los últimos veinte años. A un torero excepcional lo cogen los toros; pero muy de vez en cuando, no todas las tardes. Y si te cogen el noventa por ciento de las tardes, no es porque estés pisando donde nadie pisa, sino porque estás haciendo lo que no debes."
"De todas formas, bienvenido Tomás a Málaga y a los aficionados y espectadores en general que lo disfruten, aunque sea en este coso de la Malagueta que por su historia y por su dignidad de plaza de primera no se merece estar, un año más, sin encalar, sin pintar la herrería, sin pulir sus puertas, sus escaleras, sus balconadas; o sea impresentable."
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