Jiménez Fortes vuelve a puntuar en San Fermín

 

 

(Por Marco A. Hierro www.cultoro.com)

Fino de cabos, alto de agujas y de buena expresión era el colorao tercero, que tuvo una clase extraordinaria para humillar con la cara volcada en los vuelos del capote de Fortes, aunque no permitiese aún el toreo fundamental. Tuvo ralentí Fortes desde el primer muletazo, empujando para adelante con mucho gusto al feble animal, que requería suavidad y ni un enganchón. No lo hubo.Fortes la echó adelante para enganchar y tiró de ella con la despaciosidad que le salía del alma, porque estaba sumido en la obra el malagueño. Quietud, verticalidad y seco valor en el desarrollo. De rodillas, inteligente en la búsqueda del calor de Pamplona, se puso a torear Saúl y, ya borracho de lentitud, cuajó el toreo en el final con el hermosísimo toreo por alto. Una oreja le concedió Pamplona, y le pidió la segunda.

Con seguridad y variada serenidad recibió Fortes al Langostero sexto, lisardón serio, con las palas por delante, las hechuras armónicas y la repetición viva en lances y chicuelinas. Pero llegó a la muleta con medio viaje cansino para ofrecer ante la voluntad de Fortes para abrir la puerta grande.Tiró de valor frío Saúl para montarse encima del de Moisés por delante y por detrás, sacándolo con seguridad por los sitios más insospechados. Amarró talón a la arena, se plantó ante la cara y aguantó el gazapeo dormilón con solidez. Hasta la caquetilla le llegaron los pitones en las revueltas, oniendo el torero la emoción que le faltaba al remiso manso. Media estocada tendida dejó en el encuentro, antes de descabellar y recoger el cariño de Pamplona.