jueves, 31 de marzo de 2011

Sin árbitros ni jueces

Juli_Ponce

Juli y Ponce

Los toreros sin árbitros ni jueces

Artículo de Javier Villán/ Diario El Mundo (a través del blog Toro, torero y afición)

Las malas lenguas, lenguas de triple filo, dicen que con esta movida de Cultura, con ese trajín de moquetas y despachos, lo único que los toreros quieren es torear de salón. Es una aspiración legítima, por supuesto. Es una aspiración incluso honorable, pues los toreros son gente honorable y como tales han de ser considerados. Lo primero que vienen reclamando desde hace tiempo es la consideración de artistas y de ahí su paso administrativo y burocrático al Ministerio de Cultura. Esa consideración es discutible en muchos casos, pero todos hemos aceptado darla por buena; basta que alguien se vista de luces con mayor o menor fortuna para reputarlo de héroe y artista.

Acaba de comenzar la temporada, una temporada que se anuncia controvertida y polémica. Y las figuras, cuyo máximo argumento debiera estar en la muleta y en el ruedo, ya han dejado claras sus intenciones: libertad absoluta para el toreo insigne. Nada hay más sagrado que esa palabra en nombre de la cual se han cometido y cometen infamias y tropelías. Invocan, faltaría más, dos palabras sagradas: democracia y autonomía. Los matadores Enrique Ponce y Julián López El Juli parecen ser los máximos abanderados de esta corriente independentista y gremial: nada de injerencias en la libertad del arte de torear.

Por supuesto los toreros son gente honorable y razón tienen para que nadie se inmiscuya en su independencia ni en su forma de concebir el arte y la lidia. Pero se equivocan al olvidar la libertad del aficionado que paga una entrada, lo cual le confiere ciertos derechos; un suponer, la integridad del toro; otro suponer, la ortodoxia o, por lo menos, la vergüenza torera de la lidia. Tras algunas corridas misérrimas que han salido en Valencia, las figuras carecen de derechos para hablar de democracia, libertad e independencia; la primera libertad ha de ser la del toro con frecuencia vilipendiado y maltratado. El vulgo sabio llamaría a esta filosofía de las figuras, la filosofía de Juan Palomo: yo me lo guiso y yo me lo como. Es duro ser torero, sin duda; pero tiene sus compensaciones: fama, dinero, grandeza, sitio en los periódicos cuando nos falta para otras cosas de importancia.

El camino que marcan las últimas declaraciones de Enrique Ponce y de El Juli es de suprema inocencia o de supremo cinismo. No tienen bastante con elegir a su medida corridas impresentables, ni con la tolerancia servil de los palcos presidenciales que a veces se equivocan pero en líneas generales ponen un cierto orden en el desbarajuste. Les gustaría que veterinarios y presidentes fueran asalariados suyos, que no se rechacen corridas en los corrales, que se repartan orejas a voleo; que nadie les toque un alamar. Los toreros son, por supuesto, personas honorables y nadie va a poner en duda sus honorables exigencias. Pero que se despidan de su aureola de héroes populares, que se olviden de églogas y ditirambos. Y que dejen de echar la culpa de la decadencia de la Fiesta a los enemigos de España; el mal está dentro de la Fiesta. Mientras esto no cambie, estén en Interior, Cultura o las Naciones Unidas, será siempre necesario un elemento sancionador.

Su arrogante postura tras conocer los despachos de los políticos es inaceptable; es como si los partidos de fútbol quisieran celebrarse sin reglamento, sin árbitros y sin jueces de línea. O sea, que diría Umbral.

2 comentarios:

Juan Antonio Palmero dijo...

Extraordinario artículo el del Sr.Villan, ya le conocía desde hace tiempo y me parece un hombre extremadamente consecuente
Lástima que no abunden los "plumillas" de este corte.
Como siempre un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

A mí también me parece bueno el artículo del Sr Villán, pero de eso a calificarlo de "extraordinario" me parece un exageración por parte del Sr Palmero.
Las declaraciones de Enrique Poncen y El Juli, son los mismos pensamientos de todos los toreros que componen la plataforma del "monopolio del toreo", es decir, junto a los antes mencionados los Sres Morante, Manzanares, Cid, Cayetano, Perera, Talavante etc etc.
Todos sabemos de las cualidades literarias de Javier Villán, pero también es público y notorio que al margen de su imparcialidad demostrada en sus comentarios taurinos, tiene su "corazoncito", en donde tiene un lugar preferente varios toreros, entre ellos José Tomás y algunos más, que no son ni Ponce ni Juli, ni tampoco Morante, del que dijo en una entrevista, cuando el colega le pregunto "¿qué prefiere usted que le emocione, un diestro con valor o, por el contrario, que le embrujen como nos cautivó Morante?".
Esta fue su respuesta: "prefiero el arte y el embrujo unidos al valor y a la técnica, que es el caso de Morante. Defendí hace tiempo que Morante es un torero valiente. Todo ello con el toro íntegro. No hay arte que valga con el medio toro. Morante de la Puebla es el único torero del momento al que podría dedicar un libro, una tauromaquia; pero no lo haré ya he escrito mucho de toreros".

Yo si voy a calificar de extraordinario el párrafo que dice "No hay arte que valga con el medio toro".

Saludos

Federico Rueda