“…Y es que una gran cantidad de viejos aficionados se han retirado de la plaza y la mayoría del público actual ha sido sustituidos por nuevos grupos de cultura mucho más "urbana"- "formado" por los medios de comunicación de masas que se inclinan por una corrida, de una parte, más "suave" donde la expresión agonística del combate pase lo más desapercibida posible y, en su argot, más "profesional" donde el triunfo esté garantizado y medido por los trofeos que obtienen los diestros.
Cuando se está en la Feria, bebiendo, saludando, palmeando y bailando, la mayoría de las veces, marcharse, e irse a la plaza de toros, es un desgarro. Y si la corrida no ha sido brillante, no se han cortado orejas... ¿cómo aceptar ante los amigos que se ha preferido acudir a un fracaso?
No hay nada menos propio de nuestro tiempo que ir de perdedor y todo feriante que se haya marchado de una Feria en el momento de mayor animación para, a su vuelta, no presumir de haber presenciado una función de toros distinguida con "orejas", queda claro que no sólo ha perdido el tiempo sino que no ha sabido hacer una elección correcta.
…Es más, el alegre feriante ya sea mujer u hombre que llega a la plaza de toros colocado de vino, que viene de un Real luminoso y caldeado por el espectáculo de los cuerpos vestidos con los vistosos y policromos trajes flamencos, trenzados por la magia erótica del baile, excitado por la percusión rítmica de las palmas ¿cómo le "sentará" la asistencia a un espectáculo tremendo, donde los lidiadores se juegan la vida, donde hacen ostentación del peligro, del tremendo riesgo, que supone lidiar unos toros fuertes, pujantes, encastados? ¿qué ocurre en el cuerpo del feriante, animado con la dosis oportuna de vino ingerido, cuando siente que aumenta el peligro, que a la alegría le sustituye el sobresalto, y la "manzanilla" comienza a multiplicarle la sensación de agobio? ¿qué decir ante la mirada de reproche dirigida por su acompañante?
A este público nuevo, urbano, feriante, alegre, triunfal de cualquier Feria, no le interesa la lidia, rechaza un espectáculo donde el peligro de muerte del matador y la bravura descomunal del toro constituyan los polos esenciales de un conjunto indisociable, de un sistema tremendo.
Al desconocer el conjunto, la corrida de toros se convierte en una sucesión de "tercios" que tienen que brillar por sí solos, y uno a uno.
Precisamente, esta opción por la " nueva tauromaquia" es la que impide, de una parte, o que solo aparezcan de modo testimonial, en la mayoría de las ferias, toros del Conde de la Corte, de Cuadri, de Dolores Aguirre, de Saltillo, de Albaserrada, de Isaías y Tulio Vázquez, Murube, Prieto de la Cal y de tantos otros desde hace años expulsados por la imposición "Light" de la lidia .
…Pero, a lo mejor hemos ganamos en hacer animales sanitariamente mas aptos y mas fuertes que no se derrumban por los suelos nada mas salir aunque el aficionado, tenga que seguir cada vez mas defraudado porque en las Plazas ya no esta, ni estará no les quepa la menor duda la autoridad del Toro Integro con Casta, Bravura y Trapio que es el único, que produce emoción y respeto.”
Del post “El toro de Hoy”, publicado en el interesante y recomendable blog Veterinarios Taurinos de Andalucía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario