jueves, 27 de agosto de 2009

En recuerdo a Alfonso Navalón

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En el aniversario de la muerte de Alfonso Navalón, como homenaje nada mejor que aquella oración que su amigo Agustín Hervás le dedicó como despedida emocionada al amigo que se había ido. Con tu permiso, querido amigo Agustín, me permito reproducir aquella soberbia y sentida oración que dedicaste a Alfonso Navalón, del que hoy se cumple el cuarto aniversario de su muerte.

ORACION POR UN ALMA BUENA
En la muerte de Alfonso Navalón.
Por Agustín Hervás

Padre nuestro Alfonso Navalón que estas en los cielos a pesar de los fachas de este país, santificado sea tu nombre por el miedo que transmitió a quien pudiera dolerle cuando a sus oídos llegó. Venga a nosotros tu obra porque de ella aprenderán las ceporras y adornadas cabezas en las que no entra el toreo. Hágase tu certera voluntad aquí en la tierra; porque el arte que significaste y defendiste con vehemencia volvería a su sitio que fue siempre el de parar, templar y mandar; como en el cielo donde seguro convencerás a Dios con el que yo sé que te llevabas en la intimidad para que este valle de lágrimas sea socialmente más justo. Gracias por el pan nuestro de cada día que recibimos de tu obra llena en lo taurino de verdad y picante como los toros bravos; y en lo literario llena de adornada cultura, verbo ágil y redacción exacta, como alarde y elevación de la lengua española que tan bien dominaste. Perdona las deudas con la tauromaquia a los que nunca supieron aceptar que la verdad duele y que la esencia de ser torero pasa por la faja, la entrepierna y la magia de un buen natural. Perdónanos así como nosotros perdonamos a nuestros deudores que son los malos empresarios, los ganaderos ganaduros y los toreros milongos. No nos dejes caer en la tentación del afeitado, del alivio y del destoreo, mas líbranos del mal de encontrarnos con un toro bravo que nos descubra. Amen.

Yo sé porque te conocí a mi lado trabajando, que en realidad era lo que te gustaba aunque tu presumieras de que no por aquello de parecerte a los señoritos y amos que criticabas, que tenías un alma buena, cuando los demás sólo decían que veían tus tripas negras. Yo sé porque a tu lado me emborraché que tus noches de bohemia no fueron más que protestas contra el tiempo que te tocó vivir imbuido de la esencia de un tal marqués de Bradomín y sé porque miré tus acuosos ojos y leí tus labios de pana que tu cercenero látigo no era más que una agria respuesta al fin de los días que machacases entre la luz de la gloria cuando en vilo tenías a la torería, la tranquilidad del Berrocal donde siempre te encontrabas contigo mismo y el añorado recuerdo de las cosas que siempre quisimos que fueran y nunca llegaron a ser.

Una noche soñé que me encerraba contigo en el paraíso declamado de tu finca y que escribía orgulloso tu dictado de la vida a la que ahora le has dado “un sereno adiós”. Ahora que no te alcancé, envidio a tus más próximos porque a mi no me dio tiempo a disfrutar “del vino y del amigo” como sí lo han hecho ellos. Sé que llegué tarde a ti y aún así me quede con lo mejor de tu alma, lugar donde muy pocos pudieron entrar.

Soñé que soñaba lo que ya no puedo soñar al irte de soslayo y sin avisar, paladín de tauros, corregidor de toreadores, sibarita de yantares, degustador de caldos, conocedor del arte que Castilla da. Y para final, amante de tus amantes, déjame el honor de ponerte en los ojos las monedas que el barquero cobrará.

2 comentarios:

Ludovic Pautier dijo...

amen que me cago en la ostia de un homenaje tan bueno.
cuando tendre canas y canas de nieve sobre los pocos pelos que me qudaran y que me preguntaran mis nietos de que generacion eramos les contestare con orgullo la de curro , rafael , vidal y navalon.
un saludo a la malaka querida.

ludo

El Coronel dijo...

Mil gracias amigo Agustin, por acordarte de una manera tan bonita.
Los que tuvimos la suerte de conocer a Alfonso Navalon, entendemos la critica taurina de otra manera.
Salud