La "juampedritis descastante" es una grave afección que va camino de convertirse, si ya no lo es, en una pandemia en la cabaña brava. Los ejemplares que hemos visto esta tarde en la Maestranza estaban gravemente enfermos de descaste, sosería, falta de raza y de fuerzas. Además su fenotipo era raquítico, verdaderas cucarachas indignas de una plaza de pueblo. Desde el tendido salía una voz, la única disonante de entre el público que se lo viene tragando todo, diciendo que "¡esto es una novillada engordada!". Ni a eso llegaban los animalitos, estimado protestón. Esta epidemia originada y transmitida por el ganado de Juan Pedro Domecq, (al que proponemos para una medalla al mérito ganadero), incluso conduce a que al toro no haga falta entrarle a matar porque se echa el solito. Recuerdo una frase de este envenedador de la casta brava: «Los ganaderos nos adaptamos al gusto del público. Hoy, los espectadores no tienen las mismas expectativas que en el pasado. Una corrida ya no es un espectáculo cruel y sangriento. Se está convirtiendo en una interpretación artística, donde los toreros bailan con el toro, aunque su vida siga en todo momento en peligro.» Pues sus toros ni bailan, ni embisten, ni transmiten, únicamente son marmolillos que dan pena. Eso no es una adaptación a los gustos del público, es una tomadura de pelo al que pasa por taquilla.
Esta grave epidemia exige medidas radicales: matadero, refresco de sangre e impedimento por parte de la autoridad de que se lidien estos ejemplares impresentables. A los empresarios les trae al pairo, pues saben que el público actual seguirá acudiendo porque lo único que le interesa son las figuras que se anuncian y, en ferias, ni eso. Así pues, la autoridad que no está por la labor de defender los intereses de los consumidores, las empresas que le siguen comprando sus bóvidas inmundicias, las figuras que las imponen y el público que ni rechista, son causas principales de que la epidemia siga extendiéndose y no tenga visos de acabar.
1 comentario:
Se podia "lucir" la nueva Ministra de Cultura y atizarle a este ganacuartos tambien una medalla de esas que le han dado a Patxi.
Tiempo al tiempo, pero si siguen comprandoles toros los empresarios y los toreros, ya vereis como se la dan. ¡¡¡Sinverguenzas!!!
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