6 ELEGIDOS TOROS 6
Todavía pregonan algunos ganaderos antes de la corrida que desean “un toro de bandera, y los demás como quieran”. En estos momentos delirantes de la fiesta en donde el pañuelo naranja flamea por cualquier plaza, con el fin de perdonar la vida de algún bovino, ya sea eral o cuatreño, -que a día de hoy eso carece de importancia -. Son muchos los toros los que enarbolan la enseña ganadera. Y, para calificar a un toro de “bandera” se precisa que sea excepcional, fuera de toda comparación con los demás, es decir que tome tres varas con sin igual bravura y que esta sea ascendente en los demás tercios... La bravura se cifra y se mide en el tercio de varas – claro que esto no es de hoy -.
Llegados a este punto cabe preguntarse ¿Sabemos por ventura, qué es la bravura? Genio... Casta... Temperamento.... Codicia... Nervio... Estilo... Temple... ¿Quien me compra este lío? Porque resulta que, varios de estos conceptos que antes eran favorables para el juicio del toro, hoy son adversos. Para evitar lo apuntado, otros taurinos al amparo de los “salvadores” de la fiesta inventan palabras y ahora hay toros mirones, molestos, difíciles, renuentes, con clase, desclasados, amplios, con dulzura, con transmisión, con garantías, suaves y tontos. Siguiendo así, no es de extrañar que aparezcan por toriles toros taciturnos, megalómanos, expansivos y tranquilizadores etcétera... Lo mejor que podemos hacer, es reseñar en las crónicas que los toros, no fueron ni bravos, ni mansos, sino todo lo contrario. O por el contrario, describirlos con esos adjetivos de nueva creación.
Se dice, que se torea mejor que nunca. -¡No es de extrañar con este tipo de toros!-. Pero se cuajan pocas faenas completas, y no digamos la lidia entera de un toro, según sus condiciones especiales. Aunque bien mirado las reses carecen ya de condiciones especiales, pues a base de cruzar, recruzar, vender, comprar, mezclar, cambiar etcétera se ha igualado tanto el animal, que cumplen en ocasiones con la “varita” y, casi todas se dejan torear.
Realmente el toro es hoy un producto tan escogido, tan superselecto, tan blandito y tan pastueño, que todos los homenajes nos parecen pocos y además esto continua en constante evolución, y, hoy gusta a los públicos lo que ayer se rechazaba y viceversa.
Fermín González.-
Llegados a este punto cabe preguntarse ¿Sabemos por ventura, qué es la bravura? Genio... Casta... Temperamento.... Codicia... Nervio... Estilo... Temple... ¿Quien me compra este lío? Porque resulta que, varios de estos conceptos que antes eran favorables para el juicio del toro, hoy son adversos. Para evitar lo apuntado, otros taurinos al amparo de los “salvadores” de la fiesta inventan palabras y ahora hay toros mirones, molestos, difíciles, renuentes, con clase, desclasados, amplios, con dulzura, con transmisión, con garantías, suaves y tontos. Siguiendo así, no es de extrañar que aparezcan por toriles toros taciturnos, megalómanos, expansivos y tranquilizadores etcétera... Lo mejor que podemos hacer, es reseñar en las crónicas que los toros, no fueron ni bravos, ni mansos, sino todo lo contrario. O por el contrario, describirlos con esos adjetivos de nueva creación.
Se dice, que se torea mejor que nunca. -¡No es de extrañar con este tipo de toros!-. Pero se cuajan pocas faenas completas, y no digamos la lidia entera de un toro, según sus condiciones especiales. Aunque bien mirado las reses carecen ya de condiciones especiales, pues a base de cruzar, recruzar, vender, comprar, mezclar, cambiar etcétera se ha igualado tanto el animal, que cumplen en ocasiones con la “varita” y, casi todas se dejan torear.
Realmente el toro es hoy un producto tan escogido, tan superselecto, tan blandito y tan pastueño, que todos los homenajes nos parecen pocos y además esto continua en constante evolución, y, hoy gusta a los públicos lo que ayer se rechazaba y viceversa.
Fermín González.-
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